![Ramón Ibeas: «Se está produciendo una fractura social en Álava»](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2023/05/13/RAMON%20IBEAS-kvpH-U200288119949JMC-1200x840@El%20Correo.jpg)
![Ramón Ibeas: «Se está produciendo una fractura social en Álava»](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2023/05/13/RAMON%20IBEAS-kvpH-U200288119949JMC-1200x840@El%20Correo.jpg)
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En un momento de dificultad para atender a los más necesitados, el secretario general de Cáritas Álava, Ramón Ibeas, reconoce que cuesta cuadrar el presupuesto. Pero más allá de la coyuntura, Ibeas advierte: se está produciendo «una fractura social» en el territorio entre un 20% ... de población en riesgo de exclusión y el 80% restante de la sociedad.
– ¿A qué panorama se enfrenta su organización ahora mismo?
– Ahora mismo estamos cerrando los datos de 2022. Nos atrevemos a decir que las ayudas que hemos tenido que conceder y los acompañamientos a familias han subido en Álava, aunque aún no podamos cuantificar en cuánto.
– ¿Y cómo lo interpreta?
– ¿Qué quiere decir eso? Que en el territorio nos estamos moviendo en dos dinámicas distintas. Son ciertos los datos que hablan de descenso del paro, de mayor ingreso en las haciendas… Lo que añaden nuestros datos es que, siendo eso así, hay un margen de la sociedad que no está viendo una mejora de su situación como consecuencia. Eso lo medimos en tres elementos básicos: alimentación, vivienda y consumo.
– ¿Qué han observado en esas tres variables?
– Estos tres elementos están llevando a más personas a Cáritas. La población en situación de exclusión severa está creciendo. Se está produciendo una fractura con respecto a las clases medias y la sociedad acomodada, que en Álava será el 80% de la población frente a un 20% que tiene la vida más complicada. El 80% nos dibuja el territorio y el 20% está ahí, pero cada vez es más invisible.
– ¿Cómo estamos gestionando esta situación?
– Con un reparto inequitativo de lo que producimos. Pero eso no es nuevo. Hace 30 años, el sociólogo Jeremy Rifkin decía que las nuevas tecnologías iban a disparar la productividad. El problema es que Rifkin pensaba en repartir los beneficios de esas nuevas tecnologías y el sistema no ha pensado nunca en repartirlos. Esa es la diferencia sustancial.
– Volvamos al presupuesto. Entiendo que cada vez es más complicado cuadrar cuentas
– Lógicamente. Tenemos que ir tratando de ver cuáles son las situaciones de mayor emergencia para poder enfrentarlas y eso nos hace tener que tomar dos decisiones. Por un lado, trabajar con las personas en peor situación.
– ¿Y la segunda?
– En segundo lugar, ver cuáles son aquellas necesidades que tenemos que cubrir. Y en Vitoria, a día de hoy, es vivienda, vivienda y vivienda. Solemos echar mucho la culpa al 1% de los ricos que se quedan con el 99% de la producción. Pero el problema que tenemos en el mercado del alquiler no tiene nada que ver con el 1%. Somos las personas de Vitoria las que queremos sacar el máximo de rentabilidad a los pocos bienes que tenemos.
– ¿Cómo se soluciona el problema del alquiler?
– Estamos pensando que Vitoria no ha evolucionado más allá de que la Plaza de la Virgen Blanca pasó de ser un sitio donde aparcar los coches a un lugar con jardincito y hoy con fuentes. En Vitoria, el 40% de la gente vive sola en su domicilio. Esto está cambiando radicalmente el mercado laboral, el tipo de mercado de vivienda… La ciudad está transformando su esencia. Lo que está cambiando es el modelo de la gente que vive en Vitoria.
– ¿Se está volviendo la ciudad más intolerante?
– Fíjate, en 1960 éramos 30.000 personas. La gente que venía a Vitoria en aquella época normalmente eran rentistas de la tierra alavesa. Podía haber algún guipuzcoano, algún vizcaíno… y ya. Más tarde llegaron palentinos, burgaleses, gallegos… y luego llegan los de Mali. ¿Problema migratorio? Perdónenme, pero el problema es donde pone usted la frontera, porque la gente entra y sale con total naturalidad. Esto nos lleva a temas culturales, lingüísticos, religiosos… ¿Que lo religioso no es importante? Ya te contaría si yo si es importante.
– Póngame un ejemplo
– Los perfiles menos aceptados son los rumanos, pero no por rumanos, sino por gitanos. Los árabes, pero no por árabes; por musulmanes. La raza y la religión siguen siendo absolutamente sustanciales. Pero no hemos tenido nunca ningún problema con algún jugador del TAU.
– ¿Entonces Vitoria se ha hecho más individualista?
– Es que el modelo ya no nos sirve. Llevamos desde los años 90 en un 'Sálvese quien pueda' porque no tenemos referencias.
– ¿Cuál debería ser esa 'referencia'?
– Intentar construir comunidad, que es algo que está en el ADN de Cáritas. Las soluciones que pretenden ser solución de parte no dejan de ser de parte. Y eso nos lleva a un tema candente en estos momentos
– Diga
– Estamos haciendo política de parte. No hay más que ver los discursos de unos contra otros. Es imposible dar con pactos si no hay un acuerdo sobre qué hay de lo mío. Cuando tres partidos se ponen de acuerdo es porque cada uno ha sacado su tajada. ¿Y a eso le llaman estar de acuerdo? No, eso es que nos hemos repartido el pastel perfectamente. Lo tuyo es tuyo y lo mío es mío. Y eso pasa en Euskadi con el Partido Socialista y el Partido Nacionalista Vasco.
– ¿Cómo, exactamente?
– Es histórica la presencia de dos gobiernos vascos que se encuentran en el infinito, en las reuniones que se producen en Lakua cuando se juntan los consejeros. Pero a partir de ahí van absolutamente por libre. Y luego están partidos a nivel institucional. Vas a los partidos del Ayuntamiento o a Juntas Generales para decirles 'Perdonen, pero tenemos un desastre de ley de extranjería y la sustentan sus partidos políticos'. Y te dicen 'No, pero no es cuestión de la Diputación'. A mí me da igual de quién sea, porque ellos están a un determinado nivel, pero lo administran todo. Vayan ustedes a Madrid a explicar que esto es un desastre.
– ¿Se está convirtiendo Vitoria en una ciudad de dos velocidades?
– Sí. Además, la clase que vive en la miseria está al servicio de la privilegiada. Con muchos matices, pero estamos en la Roma de los señores y los esclavos.
– Habla mucho de política, pero… ¿cree realmente que la calle está de acuerdo con los fallos que usted le afea a los políticos?
– La política convierte lo que es la calle.
– O sea, que sí piensa que hay una mayoría social que, por ejemplo, quiere mercantilizar los cuidados
– La calle está absolutamente mercantilizada.
– ¿Por qué cree usted que apartamos a los mayores?
– Porque hemos pasado de unas sociedades en las que los viejos eran referencia a otras en las que los viejos son un estorbo. Antes había conocimiento. Ahora vivimos a tal velocidad que no merece la pena ni transmitir los conocimientos. Cuando tengas un hijo lo que te vaya a preguntar no le servirá absolutamente de nada. ¿Cuál es la alternativa al sistema? ¡Jodida alternativa! No la tenemos, pero hay gente que está cambiando en lo pequeño.
– Concrete esos pequeños cambios
– Cuando tenía 25 años, el número de fumadores en las calles de Vitoria era un 60% superior a lo que se ve ahora. Fumábamos en el aula del instituto y eso era una demostración de libertad. Hoy es una vergüenza ajena. Hay cosas que están cambiando a mejor: la situación de la mujer…
– ¿Por qué hace entonces un retrato tan negativo de la sociedad?
– No es un dibujo negativo de la sociedad. Yo lo que digo es dónde tenemos que seguir trabajando, dónde tenemos el punto de sal. Y en una sociedad en la que el 20% no llega a final de mes no podemos decir que esté bien.
– Pero ha hablado de una sociedad que menosprecia a los mayores, que exprime el rendimiento económico de su escaso patrimonio, con sirvientes y servidos…
– Pero también he dicho que cuidado con las generalizaciones. Cuando haces un dibujo necesitas marcar los perfiles sobre los que incidir. Esta sociedad está mal. ¿Es una sociedad solidaria? Sí, en abril del año pasado ya teníamos 300.000 euros para Ucrania. ¿Cómo está el mercado del alquiler en Vitoria?
– Entonces en qué quedamos: ¿es solidaria esta sociedad o no?
– Somos elementos grises. Tenemos lo mejor y lo peor dentro de nosotros mismos. ¿Es solidaria o no es solidaria la sociedad alavesa? No lo sé. La pregunta no cabe. Somos las dos cosas a la vez.
– Si se pudiese reunir el 29 de mayo con la nueva alcaldesa le diría que su primera prioridad es…
– Que sea capaz de descubrir la ciudad que tiene que gobernar.
– ¿Qué quiere decir con eso?
– Que nos analice a los que estamos apesebrados. Porque quizá sobra la mitad de la gente que vive de lo que ella reparte pero luego no produce absolutamente nada. Que empiece a ver qué elementos pueden darle a la ciudad un revolcón importante. Pero eso siempre va a ser incómodo, porque vas a tener que decirles a algunos que no hay para ellos. Eso es muy complicado, porque a los apesebrados en inglés… ¿sabes cómo se les dice?
– Diga
– Se les llama lobby. Revise, alcaldesa, quienes están para servir y quienes son apesebrados de profesión. Cuando los políticos dejan esas notitas preguntando qué puedo hacer. Si me están pidiendo un contrato de servicio, tendré unos derechos si no se cumple lo prometido. Y me preguntan qué haría. Si lo tengo que hacer yo, pues entonces me presento yo a las elecciones. Igual resulta que los partidos no son el mejor proveedor.
– Usted siempre ha sido muy crítico con la Ley de Extranjería actual...
– Es que les afecta en lo municipal. Que la Ley de Extranjería no permita trabajar a las quienes vienen de fuera durante los tres primeros años está generando inseguridad ciudadana en Vitoria. Si alguien en tres años no puede tener un trabajo legal…
– ... ¿se buscan alternativas?
– Van a tener que buscarse recursos ilegales. En el mejor de los casos, economía sumergida. En el peor, corrupción y tráfico de drogas.
– Lo dice enfadado
– Es que es así. Y lo que más me fastidia es que lo saben. Son los intereses. Si eliminamos ese límite de tres años… ¿qué pasa con el campo?, ¿qué pasa con la hostelería? ¿Qué pasa con la economía sumergida, que representa el 23% en España?
– Una de las cosas que repetidamente dicen las empresas es que falta mano de obra
– Tengo contacto directo con un ucraniano que trabajaba para Gazprom. Ha venido con su mujer y su hija a Vitoria. El señor maneja mal el castellano, pero tiene un inglés perfecto, sabe ruso y ucraniano y es técnico de licuación de gas, nuestro elemento bandera. No tiene posibilidad de trabajar. No tiene convalidada su titulación.
– ¿Y qué puede hacer el Ayuntamiento ante esto?
– La Diputación y el Ayuntamiento están constituidos por la misma mayoría que el Gobierno central.
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