Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Natxo Artundo
Miércoles, 24 de marzo 2021, 00:56
Las penas con pan son menos, dicen algunos. Y con rock and roll, menos que menos, calculan otros. Uno de estos últimos ha de ser, sin duda, el escritor alavés Rafael Moriel. Incluso ha adaptado uno de los lemas míticos del género musical para dar nombre a su nueva novela. 'Aceitunas, sexo y rock and roll' es la nueva apuesta del narrador y poeta que ha dado forma de libro a las inquietudes literarias que han enmarcado los primeros nueve meses de pandemia. Aunque, en realidad, el arranque se produjo a finales de 2019: el 28 de diciembre. Un año más tarde se cerraba la gestación de este libro, publicado en Amazon, que se suma a una bliografía de piezas de relatos como 'Accidente en la fábrica de chorizos' o 'Relatos para la imaginación', narraciones como 'Cartas a mi amiga muerta', versos como 'Poemas del amor loco' o 'Poemas desde la contemplación', así como el tratado sobre el 'Eneagrama fácil para gente de a pie'.
La última aventura de este impulsor y fundador de la revista literaria La Botica recoge algunos retazos de su vida –en especial, el homeaje a la que fue su mascota durante tres lustros– junto a situaciones y personajes ficticios. Alter ego literario y ficcionado de Moriel, Charly comparte su vida con su pareja, Pepi, y su perra, Lola. Es un profesional cualificado pero no termina de levantar cabeza. Sobre todo, porque no le dejan hacerlo en un empleo basura donde todo parece diseñado para minar su voluntad y hacer de él un número más en la cadena de producción y sus piñones.
Esta despersonalización «la he vivido, proque me he pasado la mitad de mi vida subcontratado. Es un filón, he reflejado muchas experiencias que he visto». Lo que refleja también es a una pareja de «pobres del siglo XXI», que tienen una buena cualificación y sólo pueden aspirar a ocupaciones de escasa relevancia y poca remuneración.
Comidas sencillas, con diversas recetas de encurtidos incorporadas, compras en supermercados baratos y «una crisis personal a la que se suma otra de pareja, con inapetencia sexual» ensombrecen el panorama. «Aquí aparece el sexo y hasta el porno, porque un amigo actor le da consejos. Y las aceitunas están por todas partes: no hay nada de drogas ni de religión», distingue el escritor.
Así que, según parece, los elementos del título se van sumando en una situación que puede zozobrar entre el agobio y la asfixia. Pero la realidad y su dureza tienen un contrapunto en el marco de la fantasía y el humor, con la perra Lola como abanderada de ese otro mundo. Ese en el que el Bruce Springsteen de 'Born to Run' se sumergía en la noche y respiraba libertad a golpe de acelerones cromados y ruedas que permitían volar como alas.
Y este es «el otro 50% de la novela, que si no resultaría muy dramática». Las bromas en torno al nombre de la mascota y su relación con el rock and roll –en una biografía canina donde ella también es una guerrera con katana, como Uma Thurman en 'Kill Bill'– aportan momentos de humor y crean un contrapunto claro.
Ahí aparece Lola convertida en una diva de la guitarra eléctrica, el órgano Hammond y la composición. Colega de Steven Tyler, reclamada para girar por Ritchie Blackmore o Carlos Santana, deseada como colaboradora en proyectos de John Fogerty o Mark Knopfler, de quien no le gusta que casi no use distorsión en sus temas. Y Moriel desliza algún que otro comentario sobre bandas como los Stones, los Beatles, Neil Young, UFO o Iron Butterfly. Que suba el volumen de lectura.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La víctima del crimen de Viana recibió una veintena de puñaladas
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.