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Las llamadas al 112 se dispararon la noche de ayer, sábado. Los avisos ciudadanos hablaban de «al menos un par de encapuchados» empecinados en inflamar cuantos contenedores se toparon entre la calle Beato Tomás de Zumárraga y Mauro Ortiz de Urbina, en el barrio vitoriano ... de San Martín.
Patrulleros de la Ertzaintza y la Policía Local se dirigieron hacia esta zona. A su paso descubrieron los depósitos entre llamas. En algún caso, el fuego afectó a los automóviles aparcados en los laterales.
Fueron dos 'askatus' (agentes de paisano) de la Policía autonómica quienes dieron con los supuestos pirómanos sobre las 23.30 horas. Para su sorpresa se trataba de dos adolescentes. «Ambos cuentan con 14 años», la edad mínima para que se les impute por los daños causados. Visitaron la comisaría de Portal de Foronda y enseguida pasaron a disposición de sus tutores legales, quienes «con toda seguridad» deberán hacerse cargo del abono de las reparaciones.
La lista provisional de desperfectos incluye siete contenedores calcinados, un vehículo con graves daños y varios árboles afectados por las llamas. Teniendo en cuenta que cada depósito tiene un coste «sobre los 1.500 euros», la factura no bajará de los 10.500 euros. En otros casos similares, el Ayuntamiento también incluyó la salida de los bomberos. En esta ocasión, hasta tres dotaciones tuvieron que emplearse a fondo para sofocar los diferentes focos ardientes.
Aparte del delito de daños, ambos jóvenes «podrían enfrentarse asimismo a los cargos de desórdenes públicos», según medios policiales. La decisión definitiva corresponderá al Juzgado de Menores de la capital alavesa.
La quema de contenedores es un fenómeno antiguo en Vitoria, que aparece y se enfría de manera cíclica. Eso sí, cada sorprendido con el mechero en mano se enfrenta a severas sanciones económicas. Hasta la fecha, el récord lo ostenta el conocido como 'el pirómano de Zaramaga'.
Hace ahora dos años, el Juzgado de lo Penal número 1 de Vitoria le condenó al pago de 17.000 euros por incendiar varios depósitos en el barrio de oro. Diagnosticado de una enfermedad mental se comprometió a seguir un tratamiento especializado para controlar su deseo irrefrenable de quemar objetos. «Hasta ahora ha cumplido», indican fuentes internas de la Policía Local, cuerpo que le detuvo.
Mucho más atrás en el tiempo, en 2014, un joven de 24 años tuvo que pagar 15.000 euros al Ayuntamiento para eludir el ingreso en prisión. Había calcinado una decena de contenedores. El Consistorio incluyó además en la minuta las salidas de los bomberos. A 191,30 euros cada actuación.
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