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Desde que la Unión Agroganadera de Álava (UAGA) celebra elecciones con el formato actual de candidaturas –antes, hasta 2007, las votaciones se hacían mediante listas abiertas–, nunca habían concurrido tres planchas diferentes para aspirar a la presidencia del principal sindicato del campo del territorio. Suma ... 1.230 afiliados, lo que supone más del 80% de la gente que trabaja en el agro alavés. Y el próximo 19 de marzo, en la asamblea general que se celebrará en el Palacio Europa de Vitoria, tendrán que elegir entre tres aspirantes: el actual presidente, Javier Torre; quien ha sido su vicepresidente en este mandato de cuatro años, César Izar de la Fuente; y Luis Zaballa. La pugna se presenta, de entrada, inédita por el número de candidatos. «Pero es bueno que la gente tenga interés en presentarse y que quiera cambiar las cosas», coinciden en su discurso los tres implicados.
Buscar relevo generacional es uno de los retos que tienen en mente todos ellos porque, de hecho, la edad media de los afiliados a la UAGA es de 57 años. Sólo el 17% de los afiliados, apenas 210, tiene menos de 45. El campo alavés envejece «y hay que poner remedio a este problema. Tenemos gente con más de 75 años que todavía sigue metida de lleno en las labores agrícolas y ganaderas», confiesa Torre. Y otra situación que les gustaría conseguir al actual presidente y a sus rivales en los comicios de marzo es aumentar la presencia de las mujeres en el agro. Aproximadamente el 30% de las explotaciones cuentan con presencia femenina pero sólo el 16% de las titulares –siempre con los datos del sindicato– son mujeres.
La mitad de los 1.230 afiliados tiene cultivos de herbáceos, principalmente de trigo, avena y cebada. Se trata del tipo de explotación más habitual en Álava y sólo los socios de la UAGA suman 29.300 hectáreas –los últimos datos estadísticos cifran en alrededor de 45.000 la extensión total de hectáreas de cereal en el territorio–. El viñedo es el segundo en orden de importancia –uno de cada cuatro miembros del sindicato trabaja ese sector– y le siguen la remolacha y la patata; aunque en estos dos últimos casos sí que la UAGA representa más del 70% de ambos cultivos en la provincia.
Entre los ganaderos de la organización sindical de referencia en Álava predomina más el vacuno –da trabajo al 16% de los afiliados– que el ovino –el 4%–. Para ellos el lobo es una amenaza permanente «porque pone en peligro su ganado», dice con conocimiento de causa el candidato Luis Zaballa, que tiene ovejas y caballos en el Valle de Ayala, en Menagaray en concreto.
Otros retos pendientes son «solucionar los problemas de regadíos», explica Izar de la Fuente, «y ahora también mejorar la situación de quienes trabajan la remolacha» por la bajada de precios. Las administraciones públicas «nos tienen que ayudar más», reclama Torre, «porque aunque la gente piense que recibimos muchas subvenciones, lo cierto es que cada vez los presupuestos para agricultura y ganadería son más limitados».
La imagen de la UAGA y del sector «también se merece un mejor trato por parte de la sociedad», coinciden el presidente y vicepresidente actuales –aunque ya vayan por caminos separados de cara a las elecciones de marzo– y Luis Zaballa. Porque los agricultores y ganaderos «hacemos un trabajo que no está reconocido lo suficiente».
Aunque a juicio de Izar de la Fuente todavía tendrían que liderar más proyectos «aunque luego también tomen parte en ellos las cooperativas, por ejemplo, pero la iniciativa ha de partir de nosotros».
Torre, Zaballa e Izar de la Fuente esperan que el próximo 19 de marzo la afiliación del sindicato se movilice tanto para la asamblea como para la votación, aunque el precedente de 2015 no es muy optimista. Entonces votaron 181 personas, apenas el 15%. Ahora, con tres candidatos, es de esperar una mayor participación. La pugna está servida.
1.230 afiliados tiene la Unión Agroganadera de Álava (UAGA), distribuidos de la siguiente manera: 354 en Rioja Alavesa y Montaña (la zona oeste), 251 en Aríñez y Matauco, 199 en el Valle de Ayala y Estribaciones del Gorbea, 193 en Agurain y la zona este de la Montaña, 178 en Valles Alaveses y 55 en Treviño.
El 16%, mujeres. Hay 341 mujeres cotitulares de explotaciones y el 57% de las formadas por más de una persona tienen a una fémina coliderando el proyecto. Pero sólo el 16% de las titulares son mujeres.
57 años es la edad media de los titulares. Menos del 20% de los afiliados de UAGA, apenas 210, tienen menos de 45 años.
Cereal, viñas y remolacha. Son los tres cultivos más importantes en el sindicato. La mitad de sus integrantes tiene explotaciones de herbáceos (trigo, avena y cebada sobre todo), que en total suman 29.300 hectáreas. De viñedo los afiliados de UAGA tienen 3.700 (en Rioja Alavesa, en total, hay más de 13.000).
Este agricultor de Ribera Baja –cultiva cereal, guisante, girasol y adormideras– lleva como vicepresidente en su plancha a Unai Campo. Reconoce que le sorprendió que se presente quien ha sido su 'número 2' en este mandato desde 2015, César Izar de la Fuente. «Pero yo confío en poder repetir y culminar un proyecto que lo concebimos para 8 años», dice Javier Torre. Apuesta por «llegar mejor a los afiliados e ir incorporando gente nueva». Cree que «la sociedad no reconoce lo suficiente la labor que hacemos la gente del campo».
Cultiva en Otazu (Vitoria) cereal, patata, girasol o remolacha y, junto a Neiker-Tecnalia, lidera un proyecto para conocer el impacto del pastoreo del cerdo en los robledales de la zona. César Izar de la Fuente cuenta en su candidatura con Rebeca Mendibil como vicepresidenta. Y buscará «recuperar la unión entre la gente del campo que ahora falta. Hay demasiado individualismo». Los agricultores y ganaderos «somos quienes conservamos el medio rural y eso ha de ser tenido en cuenta», algo que ahora «no está ocurriendo».
Tiene ganado ovino y caballos en Menagarai (Ayala) y fue vocal en la anterior junta directiva que presidió José Antonio Gorbea. Ahora Luis Zaballa –tiene como 'número 2' a Edurne Basterra– apuesta por «recuperar la esencia del sindicato y la participación de sus afiliados. Tenemos que volver a ser una organización horizontal». Le preocupa especialmente que «los costes son cada vez más elevados y en cambio la rentabilidad que conseguimos de nuestras explotaciones va hacia abajo. Hay que trabajar para cambiar eso».
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