Kristina Apiñaniz posa junto a la escultura que Chillida dedicó a Los Fueros Blanca Castillo
Kristina Apiñaniz | Decana del Colegio de Ingenieros Industriales de Álava

«Me han puesto palos en las ruedas; me han dicho 'para el puesto preferimos a un hombre'»

Es la primera mujer al frente de un órgano colegiado de su especialidad en Euskadi. Ella ha tumbado prejuicios

Domingo, 11 de febrero 2024, 00:10

«Me gustan los retos». Es la declaración de intenciones de la Decana del Colegio de Ingenieros Industriales de Álava, un órgano que agrupa a 450 profesionales de la provincia. Kristina Apiñaniz (Vitoria, 1972) es la primera mujer que toma las riendas de una institución ... como esta en Euskadi. La actual directora de la firma de menaje BOJ está bregada en un oficio en el que aún los hombres son mayoría. Ha liderado equipos en Guascor, Ingeteam, Aclima, Agrupa Laboratorios y tiene tomado el pulso al tejido empresarial alavés. Faltan ingenieros industriales, alerta.

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– Acaba de ser elegida decana del Colegio de Ingenieros Industriales de Álava, pero eso no se ve en la web. ¿Lo sabe?

– Siiiii, es que la propia web está en construcción. Se ha quedado bastante anticuada. Precisamente una de mis misiones en el colegio es renovar y vamos a empezar por la imagen.

Estudiantes de hoy

«Por desgracia se siguen manteniendo muchísimo los estereotipos»

Vocación

«Los sábados iba con mi aita al taller de Laminaciones Arregi y eran maravillosos»

Déficit

«En Álava hay más problemas para contratar ingenieros industriales que en Bizkaia o Gipuzkoa»

– ¿Es usted la primera mujer al frente de este colegio en Álava?

–No sólo en Álava, en Euskadi

– ¿Cuál es el porcentaje actual de mujeres ingenieras industriales frente al de hombres?

– Somos entre el 15-18%. Por desgracia no ha variado mucho. Mire, cuando yo estudiaba éramos muy poquitas, además yo elegí Mecánica que era especialmente masculina. Me centré en lo mío y cuando volví, pensé que la cosa habría cambiado, no sé, quizá al 40-60, y cuando me dijeron las cifras, que no llegaba ninguna promoción al 20% de chicas, me quedé sorprendida. Y luego ya me puse en marcha y dije 'vale '¿qué puedo hacer?'. Tengo que ser referente para esas chicas y empecé a participar en Inspira STEAM, siempre que puedo voy a colegios, esta semana he tenido a estudiantes de formación profesional visitando mi empresa...

– Inspira STEAM fomenta la formación científico técnica en chicas. El proyecto le ha permitido estar en las aulas. ¿Qué ve?

– Por desgracia se siguen manteniendo muchísimo los estereotipos. He participado en el proyecto dos años, con estudiantes de sexto y de colectivos un poco particulares, con muchos inmigrantes y repetidores, y en esos casos aún se notaba más. El primer día preguntabas y todos los chicos querían ser futbolistas y las chicas peluqueras o quizá alguna veterinaria porque les gustaban mucho los perritos.

– ¿Culpa a las redes sociales?

– Bueno es que las redes sociales son ahora, y antes los anuncios de la tele y antes lo que veías cuando ibas a misa. En cada momento lo que hemos vivido. No culparía a las redes, creo que es una labor social que tenemos que abordar.

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– ¿Es uno de sus retos como decana del Colegio?

– Sí, claramente , que se dé mucha más visibilidad a las mujeres ingenieras.

– ¿Qué otros proyectos son prioritarios?

– Estamos muy muy focalizados en los jóvenes ingenieros. Primero en la promoción de las vocaciones, es decir, en dar a conocer lo que hace un ingeniero, que hacemos cosas muy variopintas. Luego, para los que ya están estudiando ingeniería industrial tenemos un programa puente que te ayuda desde que estás terminando carrera y buscas la manera de hacer un proyecto hasta que terminas y te colegias. Les damos servicios muy pensados para ellos, ayudamos a redactar currículo, a entrevistarse con las personas de recursos humanos de las empresas, hay programas de mentores, foros de empleo...

– ¿Se van los ingenieros industriales a trabajar fuera?

– Al extranjero no tantos, pero fuera de Álava sí. Aquí no hay ningún máster en Ingeniería Industrial y cuando estudias en Bilbo o en Donosti, la tentación de encontrar trabajo allá y quedarte es grande. Aquí hay más problemas para contratar ingenieros industriales y una cosa que la gente no conoce es que Álava tiene más perfil industrial en relación con su PIB que Bizkaia y Gipuzkoa y por tanto necesitamos más ingenieros industriales y tenemos menos. Al no tener una escuela propia aquí es más difícil captarlos.

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– A usted la vocación le llego en los talleres de Laminaciones Arregi, ¿no es así?

– Sí, ja ja. Mi aita trabajaba allí. Bueno yo creo que la vocación la he tenido siempre, porque la parte técnica me ha causado mucha curiosidad, quería saber cómo funcionaban las cosas. Pero los sábados que iba con mi aita al taller eran maravillosos. La laminación era el sitio donde yo quería trabajar y fíjese que era oscuro, ruidoso, con polvo... y a pesar de todo me parecía fantástico.

– ¿Logró enfundarse en un buzo lleno de grasa como quería?'

– Bueno, ja ja. Sí y no. Hice unos pinitos como soldadora en el taller de mi tío.

Deberes ambientales

– Dice que en Mecánica eran muy pocas en su promoción. ¿Le han puesto muchos palos en las ruedas?

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– Sí, la verdad. Y no es que yo lo perciba. A veces la gente dice, ¡joer que piel tan fina tenéis!, pero a mí es que me han dicho directamente 'para este puesto preferiríamos a un hombre'. 'No me fío de las mujeres', me llegaron a decir. Tienes que sobrevivir a esa desconfianza. Hay que entender que igual no estaban acostumbrados. Yo he notado que cuando he ido a reuniones con compañeros hombres que incluso estaban por debajo de mí se les prestaba mucha más atención que cuando hablaba yo. ¿Y qué haces? Pues tirar hacia adelante. El hombre se los va a ganar el primer día y yo el tercero. Pero cuando me los gane ahí los tengo para siempre.

– ¿Nota cambio con los años?

– Sí, aún hay mucho por hacer, pero ha cambiado muchísimo. Los jóvenes no tienen ya tanto prejuicio en cuanto a tu profesionalidad.

– Se tituló en la UPV, ¿cree que la universidad publica vasca puede hoy competir con la privada?

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– Si, sí. Siguen saliendo muy bien preparados. Creo que en Euskadi en concreto, cada una de las universidades está tomando una posición diferente en cuanto al tipo de titulados que quiere sacar. Las Escuelas de Ingeniería de la UPV están focalizadas en muy buenos técnicos; Tecnun quizá está pensado más en líderes; Deusto, en la parte más 'soft', Mondragón claramente está muy enfocada a las empresas... Se complementan muy bien. Yo creo que la UPV sigue teniendo mucho prestigio y le diría que en concreto en la Escuela de Gasteiz hay unos profesionales excelentes y además tienen la suerte de contar con un número más reducido de alumnos, con lo cual los tienen en palmitas y salen superbien formados.

– Volvamos al pasado. ¿En esos talleres de su infancia, cuántas leyes ambientales calcula que se mandaban al carajo?

– Uf, todas. Bueno no se mandaban al carajo porque no había. Cumplían la legislación de ese momento, lo que pasa es que era muy poquito exigente. Verter agua al río no era ni ilegal ni poco ético, porque no se consideraba que se hacía un daño. Ha evolucionado tanto la legislación como la conciencia ambiental de los empresarios y de la propia sociedad.

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– Usted lideró Aclima, el clúster de la bioindustria. ¿Avanzan los procesos industriales alaveses en la lucha contra el cambio climático?

– En Álava hay iniciativas muy interesantes, la instituciones están impulsando proyectos de economía circular y la legislación, que viene de Europa muchas veces, está siendo muy exigente en temas de reparabilidad, de reciclabilidad... Todos estos malos hábitos que tienen algunas industrias de que no se puedan reparar sus productos y así me compras otro, por ley va a ser imposible. Pero insisto, es que la propia sociedad ya no te lo permite, es que el comprador es exigente sobre el impacto ambiental que tienen los productos.

– ¿Las etiquetas deberían indicar 'este producto es reparable'?

– Por supuesto. O repáralo tu mismo o te va a durar toda la vida o tiene piezas de recambio.

– ¿De qué objetivo de desarrollo sostenible (ODS) están más lejos las empresas alavesas?

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– Creo que en el tema de eficiencia energética se está prosperando, se están impulsando las renovables... Esta parte está encarrilada. En la de los residuos se está ahora un poco en camino, pero se tiene que contar con infraestructuras necesarias. Y no estamos ahondando demasiado en el tema del transporte: importaciones, ese tema de que me lo traes a mi casa aunque sea un cortauñas de dos euros y si luego no me gusta te lo devuelvo...

«Me sorprendió el bajo porcentaje de reciclaje de residuos»

– ¿Cree que Álava, donde la industria del automóvil tiene tanto peso, va a poder renunciar a los combustibles fósiles así como así?

— Creo que va a tener que hacerlo sí o sí, pero yo creo que la industria de automoción ya lo está haciendo y no va a ser traumático. Y tampoco sé cuáles serán los combustibles del futuro, porque está cambiando tanto el tema....

– Vitoria suspende sus ODS en contaminación y residuos.

– Me sorprendió el tema de los residuos, porque los vitorianos como somos 'Green capital' tenemos una narrativa interior de que somos muy respetuosos con el medio ambiente y luego resulta que tenemos un porcentaje de separación de residuos en origen bajísimo. Falta, como siempre, educación. Hay mucho bulo que hace daño, como ese de que 'luego los mezclan todos', 'bah, si esto luego no sirve para nada', 'cuando me paguen reciclaré'... Tenemos tan poca conciencia de lo que es el dinero de todos...Todos los gestores públicos se están gastando más dinero si tú no separas, porque es mucho más costoso reciclar después... Falta que la gente sepa para qué sirve eso que tú haces en tu casa, que sepa que ese pequeño esfuerzo merezca la pena y lo veas en un resultado. ¿Sabes que casi todas las alfombras de coche llevan una fibra que se produce en Andoain con plásticos reciclados?

– Que no entendemos la economía circular.

– Es complejo y los ciudadanos no podemos saber de todo.

– Los ODS también sacan los colores a Vitoria en cuanto a desigualdad social.

– Sí, sí.

– Su ONG de esto sabrá un rato.

– Hacemos proyectos sobre todo en Congo y algo también en Bolivia. La ONG ICLI es del Colegio de Ingenieros Industriales y tiene como dos tipos de actividades. Hace proyectos en países en vías de desarrollo y luego de concienciación en Álava. Hemos puesto el foco en los ODS desde hace cinco años por lo menos.

– ¿Qué hacen en Congo?

– Construir infraestructura de tratamiento de aguas, colegios... Y también intentamos a la vez hacer proyectos de empoderamiento de la mujer.

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