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Sergio Carracedo
Martes, 3 de noviembre 2020, 18:23
Las obras de reforma de la carretera N-240 a su paso por Ollerías pendían como la espada de Damocles sobre el puente Zubibarri, construido por el arquitecto alavés Martín Saracibar en 1842. El proyecto inicial de reforma de la actual carretera, que está a punto de concluir, contemplaba la demolición del viejo viaducto y su sustitución por otro nuevo.
Sin embargo, el pontón de piedra, que no tiene protección como bien patrimonial, se va a salvar. Tras su construcción en el siglo XIX, a la par de la vía que unía Vitoria y Bilbao por Ubidea, sufrió varias ampliaciones y regruesados. En el desarrollo de las recientes obras se han retirado vigas y elementos de hormigón que han dejado a la vista la obra original. Por ello, «por ahora» la decisión del departamento de Infraestructuras y Movilidad es de no derribarlo. «Se mantendrá», han asegurado fuentes forales.
Este martes, la maquinaria pesada parecía amenazar con su derribo, pero tras retirar los restos de hormigón y ajardinar la zona el puente ha retomado su remansada existencia en su apacible recodo del embalse de Urrúnaga, junto a Ollerías. En este barrio de Elosu respiraban con alivio al conocer la noticia. «Habría sido una pena derribarlo después de haberlo descubierto», indica Blanka Gómez de Segura, directora del Museo de Alfarería Vasca de Ollerías, quien urge un proyecto de conservación del puente «para hacer un tratamiento con rigor científico y arqueológico».
En 2017, el Gobierno vasco declaró bien cultural calificado como conjunto monumental 88 puentes de la Cuenca del río Zadorra, construidos entre los siglos XV y XX, para protegerlos frente a futuras intervenciones y ponerlos en valor. Sin embargo, en el mismo expediente presentado por la Diputación solicitaba la eliminación de tal protección para los puentes de Lacorzanilla, Zubibarri y Ullibarri incluidos inicialmente. A pesar de carecer de protección especial, la Diputación lo ha respetado.
Con la nueva carretera, la infraestrutura del siglo XIX queda fuera de la red foral de carreteras, aunque en Ollerías ya manejan algunas sugerencias para darle un nuevo uso. «Nuestro interés es respetar y poner en valor el patrimonio rural. El museo ayuda a estructurar el territorio, a entender los topónimos como Ollerías, Zubibarri. Esto es un barrio de Elosu, por donde pasaban las calzadas, y el puente indica que había caminos y comercio entre Vitoria y Bilbao y que se vendían ollas al pie de la carretera», explica con pasión.
«La nueva carretera saca de la vía el Museo de Ollerías, que siempre ha estado junto al camino. Los puentes sirven para acercar a las personas, por lo que ahora se puede hacer ese camino a pie que pasaba por la ollería. Además, permite unir los senderos de Gran Recorrido (GR) de la zona, por lo que es posible acceder caminando a los búnkeres de la Guerra Civil de Ketura, San Pedro y hasta Elosu», destaca Blanka Gómez de Segura.
«Se está haciendo un gran esfuerzo por el turismo cutural, respetuoso con el medio ambiente, para eso hemos estado luchando 30 años», destaca Gómez de Segura desde el Museo de Alfarería, donde sigue en funcionamiento el único horno de este tipo que queda en el País Vasco.
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