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Internet ha hecho que todo el mundo crea que entiende de setas y hongos y además sepa dónde ir a buscarlos. Arranca en Álava la ... temporada de recoger las mejores piezas de estos frutos del bosque y cada vez son más las juntas administrativas que deciden poner coto a esta práctica, para evitar expolios en los montes, reducir los abundantes residuos que dejan los excursionistas y preservar la vida rural, cada día más perjudicada por los coches que invaden caminos y parcelas de cultivo. Ya hay zonas restringidas en Asparrena, Zalduondo, San Millán, Arraia-Maeztu y la sonsierra de Arcena y este año se han sumado a la iniciativa Ollávarre y Montevite, en Iruña de Oca, donde también Nanclares prepara su ordenanza. En total medio centenar de concejos, propietarios de los montes, tratan de poner control a una actividad detrás de la que en ocasiones hay intereses comerciales y que añade presión sobre el entorno natural.
Los pueblos crean los cotos de acuerdo con una normativa foral de 2008, la primera de Euskadi que trataba de poner límites a la 'fiebre setera'. El decreto regula la recogida de hongos, pero también la de flores, plantas y bayas y es especialmente restrictivo con los cuatro parques naturales del territorio. Está prohibido recolectar más de dos kilos de cualquiera de estos frutos del bosque y en el caso de los cotos hay que pagar por una autorización. El pase de un día oscila entre los 5 y 10 euros, el de una semana ronda los 20 euros de media y el anual (otoño y primavera) cuesta entre 80 y 100 euros para los recolectores que no estén empadronados. Se adquieren en locales municipales, establecimientos de cada zona y casas del parque. Además, los pueblos establecen en qué lugares está permitido el aparcamiento y en cuáles no.
¿Quién vigila que se cumplen las normas? Los guardas del servicio de Montes y los contratados por algunos de los pueblos para las temporadas más intensas. Si descubren a una persona con cantidades no permitidas e incluso con especies amenazadas, que también hay 'lista roja' de hongos, se exponen a multas de entre 30 y 250 euros e incluso de 1.000 si son reincidentes. Y si la infracción se comete dentro de un parque natural, la pena pecuniaria puede ser de hasta 6.000 euros.
«Hace dos años pillaron aquí a unos que llevaban 30 kilos de cantarelus», lamenta Juan Bautista Ruiz de Loizaga. Es el presidente de la junta administrativa de Ollávarre, en Iruña de Oca, uno de los últimos concejos que ha puesto límites a lo que empezaba a ser una invasión. «Hacemos esto para que no nos avasallen. Los vecinos se quejaban, porque la gente aparca en zonas de fincas y muchas veces no podían ni trabajar. Y hemos visto también mucho incivismo, porque parece mentira que vengan a disfrutar del monte y luego veas basura por todos lados». Ollávarre va a poner señales con información sobre el coto y las zonas de aparcamiento. Confían en que sea suficientemente persuasiva.
A Ollávarre le corresponden montes de la sierra de Badaia y de Tuyo, algunos de los que más presión sufren por la gran variedad de setas y hongos que brotan junto a sus bosques. Es zona de galampernas, cantarelus, níscalos o pie azul e incluso de perretxikos. También son codiciados los manjares con esporas de Opakua, la sierra de Entzia, Altube o Urkiola. Los bosques de estos dos últimos parajes se los conoce al dedillo Vicente Blanco, el presidente de la sociedad Micológica Gorbeiako Basterra, una de las más activas de Álava. Cada año hay más afición por las setas «pero otra cosa distinta es que haya más conocimiento». Alerta en este sentido del peligro de confundir especies, algo que puede resultar muy peligroso para la salud si se van a consumir. «Hay mucho depredador. Hay que coger sólo lo que se conozca bien y de eso lo que uno se vaya a comer antes de una semana», recomienda. «Incluso a un ojo experto le puede resultar difícil identificar una seta sólo por una foto. Hay que ver bien el pie, el anillo, saber si al cortarla azulea o no. La gente es muy osada».
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Este año la temporada de otoño arrancó apuntando maneras. Llovió a mediados de septiembre y brotaron numerosas setas y hongos, pero desde hace ya más de dos semanas estos últimos escasean debido a la ausencia de lluvias y el viento sur. «El viento sur es como un secador de aire caliente para los bosques. Y si ahora empieza a helar, la temporada mengua».
La climatología es clave. De hecho, Blanco sospecha que la escasez de algunas setas que antes eran muy frecuentes en Álava, como las plateras, tiene que ver con el cambio climático. Y en la 'lista roja' incluye a la amanita cesárea. Hay 75 especies cuya supervivencia se considera amenazada, entre ellas la gibelurdiña, el boletus real o onddo errege, el rebozuelo de Fries y la seta de San Martín o cabeza de fraile (un tipo de platera).
Y fundamental. ¿Cómo coger los hongos? Con sumo cuidado, sin alterar el suelo. Hay que cortarlos con navaja o cuchillo y meterlos en cestas de mimbre para que suelten esporas.
La Sociedad Excursionista Manuel Iradier recupera la consulta micológica de los lunes en su sede de la calle Pintorería del Casco Viejo. Dos socios se ofrecen a despejar las dudas sobre la toxicidad o no de las setas y hongos recogidos por las personas interesadas en saber más de este mundo de los micélidos. Cogen el testigo de Luis María Iriarte, todo un erudito en micélidos y un referente, aunque advierten de que sus conocimientos en botánica son más modestos. También los socios de Gorbeiako Bazterra abren los lunes la consulta para despejar las dudas de los vecinos que hayan cogido setas y hongos y quieran saber si son comestibles o profundizar en su conocimiento científico.
5 euros es el precio mínimo que cobran los concejos por poder coger estas en sus cotos durante un día. Los precios oscilan entre 5 y 10 euros. El bono de temporada alcanza los 100 euros.
Multas de hasta 6.000 euros Las infracciones más graves son las que se cometen en los 4 parques naturales. Las de los cotos pueden oscilar entre los 30 y 250 euros por haber superado el límite de 2 kilos permitido
75 especies están en la 'lista roja' ya que su pervivencia se considera amenazada.
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