«Productos como Álava y Vitoria son fáciles de venderlos al turismo»

– ¿Es su primer premio?

– (Se ruboriza) Me reconocieron un premio solidario en la Cope hace unos meses y el alcalde me mandó una carta dándome las gracias por haber cedido gratuitamente los apartamentos a los sanitarios durante el covid. En mi familia hay muchos sanitarios, desde mi mujer a primas y cuñados.

– Imagine que no soy de aquí. ¿Cómo me vendería la provincia?

– En mis redes sociales tengo una foto de La Florida y un texto de un polaco, un comisario europeo, que pone: 'Vitoria-Gasteiz, la ciudad donde nos gustaría vivir a todos'. Luego, la situación logística de la ciudad es acojonante. Tenemos siete provincias a menos de una hora. Vendo que tengo playa, el Guggenheim, la catedral de Burgos, los sanfermines. Desde que me he metido en este mundillo hotelero (dirige cinco negocios distribuidos por toda la ciudad) teniendo un producto como Vitoria y Álava es fácil.Y los mejores guiones nos lo dan nuestros clientes, porque ven cosas que para nosotros pasan desapercibidas. Hoy le he dicho a la diputada Cristina González que deberíamos hacer un vídeo publicitario con las opiniones de los visitantes. Hay fachadas, lugares... buah. Siempre va a haber cosas del día a día que nos va a molestar de nuestra ciudad, pero es que contamos con activos impresionantes.

– Se ha embarcado en mil aventuras empresariales. ¿Es temerario, visionario, culo inquieto, emprendedor...?

– Uso muchas frases pero te dejo una: Yo he venido a pasar por la vida, no a que la vida pase por mí.

– Parece usted un coach.

– ¡Ja ja! Te doy otra frase. Me gusta estar fuera del escaparate. Me quiero mojar, caer, tropezar. Quiero sentir que la vida me dé en la cara. Aveces te da fuerte, ¡eh! Esto es una montaña rusa, pero Dios lo que mola. Si alguna vez me pasa algo, me gustaría que se supiera que he disfrutado. he querido, he amado, he desamado. La vida es un lujo. Joder, sí que voy en plan coach.

– Siga por favor.

– Tenemos la suerte de residir en el 10% del mundo en que se vive bien. Y encima con el extra de Vitoria y Álava donde se está como Dios. Tengo 55 años y no me puedo quejar con las crisis que he vivido. La del 93, la del 2009, la del covid... Esto te lo podrán decir muchos. En mi caso he tenido la suerte de que ha habido gente que ha creído en mis posibilidades y me ha ayudado.

– ¿Qué le falta a Vitoria y qué le sobra?

– Nos sobra pesimismo. Y nos falta... (se lo piensa) un gran proyecto comercial de ciudad. El centro se ha descentralizado y es el corazón de ésta y de todas las ciudades. No hay que tenerle envidia. Te lo dice alguien que tiene negocios en Lakua y en Salburua. Los latidos del centro llevan la sangre a los barrios.

– ¿Dónde le veré el día 4?

– Mi hermano pequeño, mi ojito derecho, vive en Denia y viene. Hemos quedado a comer. Recordaremos viejas andanzas.

– ¿Ruegos al Ayuntamiento?

– Estamos haciendo la entrevista en la calle Dato. Creo que esta calle es el hall de la ciudad. Esta alfombra hay que ponerla más bonita. Nosotros intentamos contribuir dejando la luz dada del hotel (el Nirea).

– ¿Alaba el BEI o lo denosta?

– En estos cambios tan radicales he leído sobre otras experiencias en Europa y apunta a que se va a llevar. En Vitoria se criticaron las áreas peatonales, el tranvía –yo el primero–... Mira, el tranvía podríamos definirlo como la vena, la arteria entre el centro y los barrios.

– Vuelve el coach. ¿Entonces qué opina del BEI?

– Ya que está hecho vamos a darle tiempo.