«La Procesión de los Faroles es patrimonio de toda la ciudad»

– ¿Habrá una prórroga del aniversario hasta 2022?

– Entonces también tendremos oportunidad de celebrar un 125 aniversario. En 1897, Doña Felicia Olave regaló al pueblo de Vitoria esa imagen tan maravillosa de nuestra Virgen Blanca de Francisco Font, que es la que sale el 4 de agosto, y consideramos que en ese momento se cerró el ciclo de lo que es la Procesión de los Faroles.

– ¿Cómo lo festejarán?

– Nos gustaría seguir avanzando en los programas que teníamos preparados por el 125 aniversario, como el concierto con la Banda Municipal y la Coral Manuel Iradier o el encuentro de maestros vidrieros, pero lo más importante es recuperar el contacto con nuestros cofrades.

– Y regresar a la calle...

– Tenemos muchas ganas de procesionar, de enseñar lo que tenemos y de que salgan los faroles luminosos que todavía no han procesionado oficialmente. Recuperar ese espíritu cofrade festivo en la calle será señal de que la cosa va mejor. Si en 2022 hay Procesión de los Faroles va a ser muy emotiva por esperada.

– ¿Cómo llevan este 'pause' que se alarga ya dos veranos?

– Estábamos preparados para las suspensiones por la lluvia e incluso para cambiar recorridos pero esto... El primer año parece que te preparas para aguantarlo, pero el segundo te cuesta mucho más porque había muchas ilusiones de que se iba a poder hacer alguna cosa y, cuando estaba todo enfocado, vino la quinta ola. Hemos tenido oportunidad de hacer algunas concentraciones pero en sitios vallados, cerrados, y nuestra filosofía es justo la contraria, nuestra vocación es la calle, y no nos vemos organizando algo en el Iradier Arena.

– Más de un vitoriano habrá tenido 'mono' de procesión. ¿Se ha traducido en un aumento de visitantes locales en el Museo de los Faroles?

– En 2019 tuvimos 30.000 visitas y unos 6.000 eran de casa. Ahora, en agosto, unas 700 o 750 personas de las 1.000 que han venido eran de Vitoria. Hemos notado que estas circunstancias de pandemia nos han llevado a preguntarnos '¿qué hacemos hoy en nuestra ciudad?'.

– ¿Lo más desconocido es lo que está al lado de casa?

– Es muy socorrido en Vitoria eso de que aquí no hay nada que hacer, de que te viene un familiar de fuera y no sabes qué enseñarle... Mucha gente te dice que ha estado en Dubái, pues muy bien, pero, concho, date una vuelta por el Casco Medieval de tu ciudad.

– ¿Y los turistas qué les transmiten?

– Una gran satisfacción. El pago que realmente recibimos es que todo el mundo que viene sale diciendo que no pensaba que existía algo así. Tenemos una joya mundial a nivel artístico y la gente lo aprecia.

– ¿También los jóvenes? ¿Existe relevo generacional para la Procesión de los Faroles?

– Desde hace cuatro o cinco años están saliendo unos cincuenta chavales y, desde hace también un tiempo, el 15% de la procesión se releva con nuevos portadores. No queremos que se convierta en patrimonio exclusivo de unos pocos porque aquí hemos llegado a oír 'este farol es mío' y no, el farol es de toda la ciudad.

– Son piezas delicadísimas. ¿Han aprovechado el parón para una puesta a punto?

– Hay dos faroles en restauración: uno me acaban de informar de que ya está terminado y el otro lo está terminando Mikel Delika. Hemos hecho un mantenimiento preventivo en el resto de la colección y hemos aprovechado para cambiar todas las luces a led.

– ¿Hay alguna nueva figura en el horizonte?

– La colección está completa, cerrada. Tenemos la perspectiva de ampliar con alguna letanía más y estamos pensando en dar contenido musical a la procesión porque está demostrado históricamente que era así en 1895.