El ya condenado a la prisión permanente revisable, a la derecha de la imagen, se cubre la cabeza con un jersey durante el juicio. Blanca Castillo

25 años de cárcel

Prisión permanente para el asesino de Ander, al que drogó y mató en un polígono de Vitoria

Es la segunda condena de este tipo en Álava. La magistrada Ana Zulueta valida el veredicto previo del jurado popular y considera probado que el autor, Ismael, era «consciente de lo que hacía» y sabía que su víctima era «especialmente vulnerable»

Martes, 23 de mayo 2023, 09:59

Ismael M. tiene desde esta mañana de martes el triste honor de ser la segunda persona en Álava en recibir la prisión permanente revisable, la versión española de la cadena perpetua. La magistrada de la Audiencia Provincial de Álava, Ana Zulueta, ha emitido su dictamen ... sobre el crimen de Ander, un vitoriano de 20 años con discapacidad asesinado en julio de 2020 en una nave abandonada del polígono industrial de Gamarra. En abril, un jurado popular ya le encontró culpable por unanimidad.

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La sentencia de 32 folios, a la que ha tenido acceso en exclusiva este periódico, concluye que el asesino, en prisión provisional desde los hechos, sabía lo que hacía aquella tarde de verano pese a consumir grandes cantidades de alcohol y medicamentos. El jurado popular también descartó este posible atenuante. Asimismo, incide la jueza Zulueta en que el asesino, que contaba 18 años en el momento de los hechos, conocía perfectamente que su víctima «era una persona especialmente vulnerable». Pese a ello le obligó a beber y drogarse.

Mínimo, 25 años en prisión

Básicamente, este fallo -que puede ser recurrido ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco- valida todas las conclusiones de los nueve ciudadanos anónimos que en abril condenaron por unanimidad al entonces investigado. Quedaba ponerle nombre -y años de condena- a aquella decisión.

Zulueta, por tanto, considera a Ismael M. responsable de un «delito de asesinato», por el que le impone la prisión permanente revisable. En la práctica, supondrá un periodo en prisión por un mínimo de 25 años. Se trata de la segunda persona en Álava que recibe el máximo castigo del Código Penal tras el profesor de saxofón que mató a sangre fría a la niña Alicia en la calle Libertad, en 2016. Asimismo, en el crimen de la nave abandonada de Gamarra, la jueza de la Audiencia Provincial de Álava impone al asesino de Ander otros tres años por un «delito de lesiones».

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En su resolución, Zulueta remarca que la Fiscalía de Álava, a cargo de Manu Pedreira; la acusación particular, conducida por Ismael Díaz Herrán; y hasta el letrado de la defensa, Unai Aguirre, «han solicitado la imposición de la pena de prisón permanente revisable».

Ertzainas peinan el escenario del asesinato el día de los hechos. Jesús Andrade

Ismael M. se encuentra en prisión provisional desde el 26 de julio de 2020, tres días después de que se produjeran los hechos. Siempre en el mismo centro penitenciario: Zaballa. Respecto al juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Álava y que tuvo lugar en abril, se citaron hasta ochenta testigos. Los turnos de los profesionales periciales -especialmente los encargados de las pruebas forenses- fueron determinantes para dar a conocer la crueldad del autor.

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Según el trabajo forense y de la Ertzaintza se determinó que empujó a la víctima haciéndole caer de una altura de tres metros y medio, le apuñaló varias veces con una navaja, le arrastró «34 metros» por un suelo lleno de escombros, le golpeó con diferentes objetos y acabó con su vida dejando caer una piedra de gran peso sobre su cabeza. Posteriormente le hizo unas marcas en el abdomen con otro elemento punzante.

Falsa amistad

Según el encausado, todo se inició con una discusión. Incluso agregó en su declaración que la víctima le pidió acabar con su vida. Ese testimonio pronto quedaría en entredicho gracias a las declaraciones de testigos periféricos y de los expertos forentes.

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Ander e Ismael se conocían «desde 2019» por compartir momentos de ocio. Sin embargo, esa relación poco tenía que ver con una amistad, ya que en diferentes ocasiones el procesado acosaba y abusaba de la víctima. De hecho, cuando su familia tuvo noticia del trato vejatorio, del que dieron cuenta diferentes testigos, intentó que se desligara de él y que pusiera distancia de por medio.

A pesar de sus esfuerzos, estos allegados no pudieron evitar que esa relación continuase. Y si lo hizo fue en parte por la discapacidad que sufría el asesinado, un grado del 65%, ya que no podía evitar quedar «bajo amenazas» en muchas ocasiones con el que posteriormete acabó con su vida.

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La sentencia establece por último que Ismael M. indemnice con un montante global de 281.589 euros a los padres y al hermano de la víctima.

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