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La primera noche sin toque de queda termina con accidentes contra tres corzos y un jabalí

el correo

Lunes, 10 de mayo 2021, 17:59

La primera noche sin toque de queda y con la posibilidad de circular por carretera sin causa justificada se saldó en Álava con cuatro accidentes provocados por animales salvajes en la madrugada del domingo al lunes. Ninguno de los automovilistas resultó herido, pero uno de ... los tres corzos atropellados falleció. El cuarto suceso lo provocó un jabalí.

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La carretera del puerto de Azáceta (A-132) fue el escenario del primer accidente. Un coche que a la una y media circulaba por el municipio de Arraia-Maeztu chocó contra un astado que huyó despavorido.

Parecía que el resto de la noche transcurría con tranquilidad, pero a medida que se acercaba el amanecer se empezaron a multiplicar las colisiones contra unos animales que tal vez se habían acostumbrado a la ausencia de tráfico durante la noche. A las 5.25 horas, un corzo quedó malherido en la A-3100 a la altura del ayuntamiento de Barrundia.

Pocos minutos antes de que el reloj marcase las seis de la mañana, un cérvido irrumpió en el carril dirección Vitoria de la A-1 a su paso por Armiñón. La velocidad de los vehículos que circulan por la principal vía de conexión entre Madrid y la zona Norte del país resultó letal para un animal que fue retirado hacia la cuneta para evitar mayores problemas.

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El último accidente se registró en la carretera que lleva hacia el puerto de Opakua. Un coche, que resultó dañado, chocó a las 6.25 horas contra un jabalí que huyó asustado y herido de vuelta hacia la naturaleza.

Ausencia humana

De esta manera, la primera noche sin toque de queda fue especialmente cruel para los animales. Como ha sucedido desde el confinamiento de la pasada primavera, los corzos y jabalíes han aprovechado la ausencia humana para deambular en busca de comida por lugares que hasta la fecha no eran habituales para ellos. En este sentido, se han observado fotografías y vídeos de especies salvajes por barrios interiores como Zaramaga, a un kilómetro y medio de su habitual hábitat en los humedales de Salburua.

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