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Los comedores escolares de Álava han vivido este miércoles la primera jornada de huelga de las tres convocadas por los sindicatos ELA, LAB, CCOO y ... UGT. Los próximos paros serán los días 27 y 29 de octubre. Debido a esta primera convocatoria han sido miles las familias alavesas que no han podido dejar a sus hijos en el jantoki debido a una huelga que reclama garantías de seguridad en esos espacios, mantenimiento del empleo y de las condiciones laborales, bajada de ratios y «unos servicios seguros y de calidad».
Trabajadores de los comedores escolares se han concentrado por la mañana frente a la sede de la Delegación de Educación en la calle San Prudencio. Bajo el lema '¡En los comedores, proteger la seguridad, el empleo y las condiciones de trabajo!', se ha censurado la actitud del departamento dirigido por Jokin Bildarratz, que según las centrales sindicales ha dejado el funcionamiento de los comedores en manos de las direcciones de cada centro «que están haciendo lo que pueden». También han denunciado la falta de información del Gobierno vasco respecto a sus puestos y que se hayan «impuesto» protocolos «que se han elaborado de manera unilateral». «Queremos unos servicios seguros y acordados», han incidido.
La huelga ha afectado en la capital alavesa a centros como Zabalgana, Ángel Ganivet, la ikastola Adurtza, Ikasbidea, Luis Dorao, Aldaialde, Luis Elejalde, Mariturri o Abendaño. Tampoco se ha ofrecido hoy jantoki en el colegio público Latiorro de Llodio. En la ikastola Abendaño, madres como Azucena Díaz han tenido que adaptarse para recoger a sus hijos en un horario que no es el habitual. «Tengo gemelas y se quedan todos los días al comedor. Yo trabajo de noche y a estas horas estoy durmiendo para descansar, hoy he tenido que venir a por ellas. La verdad es que para mí es una faena tremenda», confesaba la madre de las pequeñas Zaira y Valentina. «¿Y hay otros dos días más de huelga? Me parece demasiado ya…», agregaba instantes después de enterarse de que el de hoy era solo el primero de los tres paros convocados.
Mientras, Iker Ibáñez esperaba a pocos metros para recoger a su hijo de siete años. «Soy autónomo y he tenido que organizarme para poder venir a por él. Puedo llegar a entender esta huelga y sus reivindicaciones, pero creo que no es el momento para hacerla. Estamos viviendo momentos muy complicados y todos deberíamos echar un cable», censuraba este padre. «Al final, siempre pagamos los mismos. Otros sectores también están igual de mal y no se ha tomado esta decisión», agregaba. Junto a él, Iván coincidía en parte su opinión. «Comparto que se hayan convocado estas jornadas de huelga. Para nosotros es una puñeta, pero las cosas no se están haciendo bien», argumentaba. En su caso, ha tenido que pedir horas de libre disposición en su trabajo para poder dar de comer en casa a sus hijos de 7 y 10 años. «Después tendré que estar entreteniéndoles y trabajando desde casa», auguraba.
Ayer mismo los sindicatos tuvieron una reunión con el departamento de Educación, sin embargo, decidieron mantener las tres jornadas de huelga al considerar este encuentro «un movimiento de cara a la ciudadanía y a las familias». «Se ha esperado hasta el último día para citarnos cuando la huelga está convocada desde el pasado 7 de octubre. Y la huelga no tiene como objetivo conseguir una reunión sino materializar las reivindicaciones de las trabajadoras», concluyeron las centrales convocantes.
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