![Emoción. Aplauso de los vecinos de Salcedo al nuevo párroco al salir de misa.](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202006/15/media/cortadas/padre1-15-kx2-U110509460517gPC-1248x770@El%20Correo.jpg)
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Percusionista de ritmos caribeños, ingeniero electrónico, taxista o veloz delantero en el fútbol nicaragüense. A sus 30 años, José Antonio Vega podría haber elegido cualquier camino en su vida y finalmente optó por el que ayer le colocó en el altar de la iglesia de ... San Martín de Tours, en Lantarón, a 8.550 kilómetros de su Managua natal. «Cuando me pregunten dónde oficié mi primera misa les contaré que fue en el concejo de Turiso y si no lo conocen, pues que miren en Google Maps», bromeaba ante una docena de feligreses.
Es el primer sacerdote que se ordena en Vitoria en los seis últimos años y tal vez habrá que esperar dos cursos más para que salga otro nuevo cura del Seminario. Precisamente, los siete futuros candidatos del Redemptoris Mater (conocidos como 'kikos'), situado en la segunda planta del edificio formativo de la calle Beato Tomás de Zumárraga, le acompañaron en su estreno. No fue solo por compañerismo ante el debut, sino por coincidir con la solemne celebración del Corpus Christi.
El nuevo padre Vega tendrá que volar solo a partir de la próxima semana. Varias parroquias de la cuadrilla de Añana se incluirán en su hoja de ruta dominical y allí tendrá que llegar al volante de una furgoneta roja con matrícula de Barcelona. «Hasta ahora venía como diácono y ya le apreciábamos mucho. Es muy majo. Cuando podíamos utilizar la casa social y organizábamos algún festejo siempre le invitábamos, pero es un chaval súper responsable y siempre tenía que hacer algo o se marchaba directo a otro pueblo», comentaba Emi frente a San Esteban de Salcedo, también en Lantarón, donde medio centenar de fieles aguardaban la salida del religioso para dedicarle una ovación que respondió con ojos emocionados.
Hasta ahora, el responsable de estos templos era Joserra Altuna, rector del seminario Redemptoris Mater, que ayer también le acompañó en los oficios y después observaba con evidente orgullo cómo la comunidad le acogía con cariño -pero respetando las medidas de seguridad- a este joven sacerdote nicaragüense. «Le vi el sábado en la Catedral Nueva cómo se asomaba para tratar de sacar una foto», comentaba José Antonio Vega a uno de los fieles que se acercó a Vitoria para presenciar su ordenación a cargo del obispo Juan Carlos Elizalde. Si en Salcedo una ovación continuó a la misa, en Turiso fue un piscolabis a base de pastas de té y refrescos. «Animaos, que os estáis quedando en los huesos», animaba una vecina a los seminaristas.
Allí se encontraban José y Maribel, que habían llevado al páter debutante un recordatorio de su boda, que se celebró hace 56 años -ni más ni menos- en el mismo templo. «Entonces te casabas y lo hacías coincidir con la comunión de los sobrinos, en nuestro caso fueron cuatro», le explicaba ella sin separarse de la mascarilla. Y es que la 'nueva normalidad' estuvo presente durante toda la jornada. Desde la salida del seminario hasta la última iglesia. En Salcedo no quedó ningún banco libre porque los asistentes -desde niños que aún usan el carro hasta abuelos con cachaba- intentaron respetar la distancia de seguridad y se dio la paz con guiños de ojos o choque de codos, además el padre Vega se colocaba una FPP2 para dar la comunión.
Este treintañero conseguirá rebajar de forma notable la media de edad de los sacerdotes de Álava, que en la zona rural ronda los 55 años y en la capital llega casi los 70. «Cuando camino por el centro de Vitoria con el alzacuellos percibo cómo la gente se gira», reconoce. Un religioso que está adaptado a las nuevas tecnologías, a través de las que se comunica con sus ahora feligreses. «Mándame las fotos de la ordenación por WhatsApp», le reclamaba una mujer mientras abandona el templo de Turiso.
Y también gracias a internet, a YouTube, sus padres pudieron seguir su ordenación pero tuvieron que ponerse el despertador a las cuatro de la madrugada. «Se me dio la opción de retrasar la ordenación para que viniesen mis padres, pero no se sabe cuándo se solucionará la situación por el Covid-19 en mi país», comentaba el sacerdote achacándolo todo a una «decisión del Señor».
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