«No he pretendido ser una figura blanca, la política es una lucha de poder»

- ¿No repetir en listas supone su jubilación política?

- No voy a ser parlamentario ni ningún otro cargo público, pero el compromiso político lo mantendré de por vida.

- Ni sus afines ni los críticos creen que su voz vaya a dejarse de escuchar dentro del partido.

- No voy a dejar de pronunciarme. Creo que tengo una experiencia y un bagaje que aún puedo aportar y, por lo tanto, seguiré dando opinión allí donde corresponda. Seguiré siendo miembro del comité Provincial de Álava, del Nacional de Euskadi y también del Federal de España.

- ¿A qué dedicará el tiempo?

- Pues a la lectura, al pensamiento y a militar en el Partido Socialista. También me dedicaré a la familia, a hacer un poquito de deporte que es bueno para mi salud, a la pintura, a los 'collage', a la reparación de antigüedades, a la gastronomía... Este año tengo previsto participar en varios jurados gastronómicos.

- ¿En la política deja más amigos o enemigos?

- A la política no se viene a hacer amigos o enemigos, otra cosa es que vayan surgiendo. Aquí se viene porque tienes unos valores, una ideología y un compromiso.

- ¿La irrupción hace una década de un sector crítico con su gestión fue su peor momento en la política?

- En el sentido orgánico fue un momento malo, pero mis peores momentos están relacionados con el terrorismo y yo mismo sufrí un atentado, aunque nada en comparación con lo que les ocurrió a las personas que perdieron la vida como Fernando Buesa. Todo lo demás es parte consustancial de la propia vida. Cualquier organización tiene momentos duros, difíciles e incluso de ruptura y cuando se producen, uno desearía que no sucedieran. A partir de ahí, más que mirar hacia atrás hay que seguir adelante.

- Pero el partido se dividió. Mantuvo el cargo por sólo 15 votos frente a Juan Carlos Alonso.

- Eso corresponde a un modelo político que dentro de una misma línea ideológica y programática es plural porque nos hemos dotado de ese sistema de primarias. Hay un momento determinado que por circunstancias distintas, opciones políticas y diferentes formas de interpretar cómo hacer la política o cómo liderarla se presentan. Si tiene valor el 42,4% de los votos, más lo tiene el 57,6% que yo obtuve.

- Cristina González parece que curó algunas heridas e incluso recuperó algunos críticos tras asumir su relevo en 2014.

- Eso es fácil de explicar. Ella es infinitamente mejor secretaria general que yo.

- Hay quien piensa que detrás de las decisiones de Cristina González está la voz de Txarli.

- Ese pensamiento da igual que sea de un hombre o una mujer porque es muy machista, muy insolidario y muy irresponsable porque trata de negar a una persona su capacidad y sus cualidades políticas, además de no aceptar y no respetar el funcionamiento político de un partido. Yo no estoy en las comisiones ejecutivas del partido o en las instituciones que lidera Cristina González. Es ella quien se somete al criterio permanente de los compañeros y quien demuestra día a día su capacidad.

- Pues hay quien le ve como una figura sombría de la que jamás podrá separarse el partido.

- Hay quien piensa noblemente y quien lo hace de forma retorcida. Nunca he pretendido ser una figura blanca e inmaculada porque, cuando tomas decisiones, sabes que a unos les va a sentar bien y a otros, mal. La política es pasional y en cierto modo es una lucha de poder y capacidad de influencia para que se cumplan tus objetivos. Yo he sido secretario general cuando me ha correspondido porque ganaba los congresos frente a otros que les molestaba porque los ganaba frente a otras opciones. Son las reglas de la democracia.

- ¿Cuántas veces le ha dado vueltas a la cabeza de por qué no salió como diputado general en 2007?

- En torno a aquel pleno de investidura se construyeron una serie de leyendas y se creó cierto ambiente de hostigamiento por aquel resultado. Lo cierto es que conocíamos aquel resultado de antemano. Nosotros habíamos decidido que el PP no iba seguir liderando de nuestra mano la Diputación y cuando ANV (la izquierda abertzale) fue consciente de que yo podía ser diputado general, pues respondió que de ninguna manera. Y a partir de entonces se produjeron algunos cambios en las posiciones iniciales de cada cual. Pero nosotros mantuvimos nuestra posición, aunque eso permitió que Xabier Agirre (PNV) fuese diputado general.

- En una entrevista usted decía que nunca se ha presentado a un cargo, que ha sido el partido quien le ha elegido. ¿Cuánta gente le ha pedido que continúe?

- Bastante y eso me halaga. Pero yo no quiero entrar en las instituciones con la cachava. Tomé la decisión de retirarme hace mucho tiempo y he llegado a una edad en la que hay que dejar paso y, por eso, me pongo a un lado.

- ¿Qué se arrepiente de no haber hecho?

- El error, la crítica y la capacidad de superación caben en política, pero no el arrepentimiento. Cuando uno es consciente de que ha errado o que no ha hecho lo suficiente, lo que tiene que hacer, más que arrepentirse, que no deja de ser un acto íntimo, es ejercer la autocrítica, la reflexión y la superación.

- ¿Ve posible que gobiernen EH Bildu y el PSE?

- No está en el horizonte. Bildu lleva muchos años perdiendo oportunidades para aceptar un suelo ético, asumir sus responsabilidades en lo que ha ocurrido durante décadas con el terrorismo en el País Vasco y para buscar una reconciliación y una reparación sincera con las víctimas.