La cárcel de Álava reanudará esta semana la producción de su taller, en el que los presos fabrican piezas para el mantenimiento de ascensores y el cableado de diferentes equipos sanitarios, tras el parón de un mes. La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias (IIPP), según informó este miércoles el Ministerio del Interior, ha dispuesto la apertura «paulatina y progresiva» de los talleres productivos de las prisiones españolas cuyo trabajo quedó en suspenso el pasado 19 de marzo por la crisis del coronavirus.
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Zaballa, el mayor penal del País Vasco con una población de más de 700 reclusos, es una de las dos prisiones de la geografía nacional que reanudará la actividad de su taller junto a la de Madrid VII, en Estremera, dedicado también a la fabricación de piezas para el mantenimiento de ascensores, muchos de ellos ubicados en hospitales.
La reapertura se va a realizar «con el personal mínimo imprescindible» para dar respuesta a los pedidos de urgencia, con lo que habrá un máximo de «10 internos por taller» dedicados a estas tareas. El acceso de los trabajadores externos no penitenciarios, que asesoran a los internos, se realizará con estrictas condiciones como tener la prueba PCR negativa o una declaración responsable, y estar dotado de Equipos de Protección Individual (EPI). El acceso se realizará de tal manera que se limite «lo máximo posible» el contacto con la población reclusa.
Precisamente, la cárcel de Álava protagonizó el pasado domingo un operativo de limpieza por parte del Ejército. Militares pertenecientes a la unidad del Regimiento de Infantería Ligera Tercio Viejo de Sicilia Nº 67 procedente de San Sebastián entraron a primera hora de la mañana en el penal alavés para llevar a cabo un intenso operativo de limpieza para hacer frente al coronavirus. Soldados también ha entrado este miércoles a la cárcel de Basauri para fumigar sus instalaciones.
Con respecto a otros talleres, en próximas fechas, tras el estudio de cada caso, se podrá proceder a la reapertura paulatina de otros talleres productivos. Para ello se tendrán en cuenta las condiciones arquitectónicas de los talleres así como la situación sanitaria de los centros.
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Hasta la fecha, los talleres han permanecido cerrados salvo aquellos que han reorientado su producción y, en estos momentos, se dedican a la fabricación de material sanitario. Entre otros, Sevilla I, que está elaborando batas para los hospitales de campaña sevillanos, Madrid I, que ha producido ya casi 3.000 mascarillas para la Comunidad de Madrid, o las prisiones de Córdoba, Huelva, Topas, y Alcalá de Guadaíra, que están realizando mascarillas no homologadas para abastecer al resto de establecimientos penitenciarios.
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