«A los políticos se les tendría que caer la cara de vergüenza por tener a gente en la calle»

– Pero en nuestra sociedad cunde un rechazo evidente hacia ellos. Las muestras de aporafobia son continuas.

– Que los pobres son nuestros preferidos es una frase del Papa y de Jesús. Es verdad que a veces da la sensación de que nos estorban y que nadie quiere tenerlos cerca de su casa. Cuando hablo de los pobres, hablo de pobres de carne y hueso, no de los pobres en espíritu, no de los pobres en teoría, sino esos que huelen mal y de los que pasamos de largo. Y a la vez hay mucha gente que se vuelca con ellos, que es solidaria. Pero tenemos que tener en cuenta que el pobre no es solamente el que pasa hambre, el pobre también es el que no puede leer el periódico, no puede tener unos zapatos decentes o no puede comprarle a su hijo el libro que necesita.

– Usted es conocido como el cura de los más desfavorecidos, pero al mismo tiempo se codea con celebrities, con personas como la marquesa de Griñón, Tamara Falcó. ¿Cómo convive con esa ambivalencia?

– A mí me gustaría que se me recordara por haber sido capaz de hacer todo lo posible para que dialoguen los unos y los otros, que los ricos y los pobres puedan vivir juntos. Somos todos de carne y hueso, los que tienen mucho dinero y los que no lo tienen. Por eso también hay que estar cerca de los ricos para decirles que algo, no todo, pero que algo deben compartir. Pero sí, tengo que reconocer que es verdad que uno se siente en medio de esas dos castas...

– «La mujer tiene que tener un puesto en la iglesia y los sacerdotes poder casarse». ¿Le echan muchas broncas sus jefes por soltar cosas así en público?

– No, nunca. Lo he dicho y lo mantengo. Aunque creo que el problema de la iglesia no tiene que ver con eso. Nosotros lo que tenemos que hacer es estar con los pobres. Dicho esto, creo que si los políticos tienen el voto de obediencia en sus partidos y tienen que decir lo que diga el jefe porque si no les echan del partido, nosotros los curas también, aunque tengamos un criterio distinto, siempre debemos obedecer al Papa.

– En su perfil de WhatsApp tiene una foto con su jefazo, el Papa Francisco. ¿Él ha bajado a la Iglesia de los altares?

– Este Papa quiere que haya santos de pantalón y de falda también. No basta con que haya santos curas, monjas u obispos.

– En Vitoria, como pasa en muchas otras ciudades, las personas que viven en la calle han aumentado en los últimos años. ¿Cuál es su receta para acabar con el sinhogarismo?

– La receta es que los gobiernos ponga los medios suficientes y que se dejen de tantas tonterías, de tanta bronca en el Congreso. Lo más elemental es garantizar un techo, una cama y un trabajo a la gente. Esa es la gran tarea de los gobiernos. A los gobernantes, a los políticos, se les tendría que caer la cara de vergüenza por tener a gente durmiendo en la calle o a gente que no puede comer ni siquiera dos veces al día.

– Como sabrá, aquí en Euskadi, tenemos elecciones este domingo. Sin embargo, el tema de la pobreza no ha centrado precisamente la campaña electoral. ¿Qué mensaje le dejaría al próximo lehendakari?

– El mensaje que le hemos mandado a los gobernantes de ámbito nacional y a los de las autonomías. Que es necesario crear el ministerio, la consejería de la Soledad, que en nuestro país hay mucha. Hay mucha gente que necesita compañía. No nos podemos permitir que haya gente tan sola, ni tampoco durmiendo y malviviendo en la calle.

– Los pobres no dan votos.

– Exacto. Yo puede ser que haya un papá que por la noche no pueda dar un vaso de leche caliente a su hijo, que haya personas que no puedan tener ni a dónde ir a tomar un café o ir a mear porque no pueden entrar a un bar si no consumen algo. Yo a los políticos les aconsejaría que también para ellos los pobres fueran sus preferidos.