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El último sobresalto llegó la tarde del martes en un supermercado del Sur de Vitoria. Al ser sorprendidas con género robado, dos mujeres anunciaron ser portadoras «del coronavirus» y amenazaron con contagiar a los empleados. A una trabajadora embarazada presuntamente le desearon que «ojalá ... te lo pasemos para que tu hijo nazca muerto». Repitieron táctica cuando agentes locales las cercaron. Durante más de dos horas, desde la comisaría de Aguirrelanda trataron de cotejar esa información con diversas instancias del Gobierno vasco. «No se obtuvo respuesta alguna. La coordinación en este asunto es cero», alertan fuentes policiales y sindicales de la Guardia urbana.
Al final, tras «innumerables pesquisas por nuestra cuenta», se constató que ambas mujeres estaban «en cuarentena por ser familiares directos de un infectado», quien lo contrajo en el famoso sepelio del cementerio de El Salvador. No es una excepción. En la Guardia urbana han sufrido «varias» experiencias similares desde que el pasado 28 de febrero se conociera el primer positivo en Vitoria, una médica internista de Txagorritxu. «Sabedores de esta circunstancia, delincuentes habituales» recurren a esta excusa para regatear la visita al calabozo.
Este apagón de datos salió a colación ayer, miércoles, en una reunión interna entre la cúpula del departamento municipal de Seguridad y los principales sindicatos de la Policía Local vitoriana. Las centrales mayoritarias en Aguirrelanda –Sipla y Erne– instaron a la concejala Marian Gutiérrez a que el Ayuntamiento reclame al Gabinete Urkullu una lista con contagiados y aislados en Vitoria «para no ir a ciegas en nuestras intervenciones y haya más contagios».
La Ertzaintza sí dispone de estos datos básicos, aunque de modo parcial. Este cuerpo controla en la capital del País Vasco, al menos, ocho pisos con personas sospechosas de saltarse la cuarentena impuesta por Salud.
Hay «muchos más ejemplos» de esta desinformación, insisten desde la base de la calle Aguirrelanda. Hace unos días, una patrulla de Medio Ambiente acudió a una vivienda por un supuesto maltrato a un perro. Los agentes locales «intervinieron con la gente del piso y solo al finalizar les dijeron que eran familiares directos de una persona en cuarentena», revelan desde Aguirrelanda. Los uniformados actuaron sin ningún tipo de protección. Desde comisaría «se les mando a casa con mascarilla y al día siguiente se les dijo que podían volver al trabajo».
«Solo es cuestión de tiempo que algún compañero se infecte y éste a su vez a otras personas de su entorno», cuentan patrulleros sondeados por este periódico. «Es algo tan básico como disponer de una base de datos actualizada para poder adelantarnos a cualquier intervención en la calle», recuerdan desde el sindicato Erne.
En Sipla, por su parte, agregan que «esta situación en la que nos encontramos es inédita, estamos trabajando desde los sindicatos con las direcciones y partes políticas de este Ayuntamiento para dar mejor respuesta a la situación. La Administración está tomando acciones como podemos ver, pero sí solicitamos que todas las medidas para evitar que los policias contraigan y porten la enfermedad sean más veloces».
Según los últimos datos oficiales, más de 200 personas en Vitoria han contraído el Covid-19. El número de personas aisladas por estar en contacto con los infectado es un misterio ya que el Gabinete Urkullu lleva más de una semana sin facilitar dato alguno al respecto.
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