El embalse se encuentra ahora mismo al 86,1% de su capacidad. Blanca Castillo

«Muy pocos» avances en Álava, que este verano tendrá «dificultades»

Pese a las lluvias de los últimos meses y que los embalses están al 86,1%, la Llanada y Berantevilla tendrán problemas en las épocas más secas

Miércoles, 12 de junio 2024, 02:12

Los embalses de Álava están al 86,10% y el mes de mayo fue el más húmedo desde 1945. Aun así, hay puntos del territorio histórico que seguramente tengan problemas a la hora de regar durante el periodo más seco del próximo verano. Y es ... que aún faltan infraestructuras de distribución en zonas de la Llanada o Valles Alaveses para garantizar el suministro durante cualquier época del año. «En los últimos años se ha desarrollado muy poco este sistema», denuncia Eduardo Urtaran, secretario de la comunidad de regantes Tumecillo y uno de los impulsores de la asociación que trata de representar a este tipo de agricultores ante las instituciones.

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Unas actuaciones que las comunidades realizan a través de convenios con la Diputación Foral, el Gobierno vasco o el Ministerio, pero Urtaran recalca que sobre todo sería necesario acelerar el paso en los casos de la Llanada y Berantevilla (Río Rojo). «Fíjate que este año da la sensación de que ha llovido muchísimo, pues no está asegurada la campaña de riego», lamenta Urtaran. «¿Y es que alguien puede entender que en las zonas que están justo al lado de los dos embalses vaya a haber problemas?», cuestiona a la vez que reclama acelerar el ritmo de algunos de los planes que llevan mucho tiempo sobre la mesa.

Hay un aspecto natural para que no se garantice el suministro cuando se enlacen varias semanas sin precipitaciones. Y es que últimamente han abundado las lluvias torrenciales «que te sirven para 15-20 días». «Lo que mejor nos vendrían son inviernos lluviosos y con nieve, además de primaveras húmedas», explica.

«¿Cómo puede ser que al lado de los dos embalses se corra el peligro de no disponer de agua?», apunta Eduardo Urtaran

Pero también hay inversiones que no llegan a ejecutarse por toda la incertidumbre que envuelve al primer sector. La crisis de las materias primas o la escalada de precios se suman a los proyectos fotovoltaicos que sobrevuelan la provincia. «No puede ser que nos gastemos una millonada para hacer una red de regadío y que aparezca una empresa de renovables y cubra todo ese suelo de placas fotovoltaicas. Además, en muchos casos son inversiones que cuentan con aportaciones de dinero público», lamenta Eduardo Urtaran.

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La propuesta que esta asociación ha hecho a la Diputación es que se regule para que no sea posible que los huertos solares ocupen fincas de regadío. Eso sí, matizan que las renovables no son sus enemigas pues también les sirven para 'alimentar' las bombas que trasladan el agua hasta los campos más lejanos.

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