Las ejecutivas del PNV y del PSE-EE avanzan a buen ritmo sus negociaciones para repetir el pacto de gobierno que han mantenido en la última legislatura en las instituciones vascas. Los equipos de Andoni Ortuzar y Eneko Andueza esperan cerrar un acuerdo este viernes ... que supondría, en líneas generales, que los socialistas gobernarán la Alcaldía de Vitoria, mientras los nacionalistas se quedarían con la Diputación de Gipuzkoa. En ambas instituciones el partido más votado en la noche electoral fue EH Bildu.
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Como ha venido informando EL CORREO desde el domingo, el arco político vasco daba prácticamente por segura la entente entre los dos socios del Gobierno vasco. «Cuanto antes, mejor», reconocían el martes fuentes conocedoras de las negociaciones sobre las posibilidades de alcanzar un acuerdo. Y por lo que ha sabido este periódico ese entendimiento está a punto de cristalizar. De hecho, el pacto que tienen sobre la mesa y que, según insisten las mismas fuentes, se extendería «a los tres territorios» y mantendría un esquema similar al que los dos partidos han mantenido en la última legislatura, en la que ambas han compartido gobierno en el Ejecutivo autónomo, en las tres diputaciones y en las tres capitales. La idea es que ambas formaciones se apoyen entre ellas y respalden a la lista más votada. En la capital alavesa, los peneuvistas, que fueron cuarta fuerza en votos, respaldarían a Maider Etxebarria, segunda candidata con más votos, para que sea nombrada alcaldesa. Por su parte, los socialistas convertirían a Eider Mendoza, que quedó en segunda posición, en diputada general de Gipuzkoa. En ambas plazas, la victoria se la llevó EH Bildu. También en ambas instituciones sería necesario el respaldo de los representantes del Partido Popular.
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La reedición del acuerdo global entre PNV y PSE-EE para gobernar las tres diputaciones y los principales ayuntamientos vascos se daba por descontada incluso antes de los comicios municipales y forales del pasado domingo. Pero los resultados del 28-M, que han aumentado la dependencia mutua ante el auge de EH Bildu, y sobre todo el inesperado adelanto de las generales, que obliga a los partidos a reactivar la maquinaria electoral sin tomar un respiro, han acabado por precipitarlo todo. Jeltzales y socialistas han acelerado sus contactos para sellar esta misma semana una alianza en términos muy similares a la de hace ahora cuatro años.
En 2019, el acuerdo llegó dos semanas después de la cita con las urnas, cinco días antes de que tuviera lugar la constitución de los ayuntamientos. Durante varias jornadas el pacto estuvo pendiendo de un hilo por la intención declarada del PNV de disputar la Alcaldía de Irún al PSE-EE, ganador en las urnas. Una vez despejado ese obstáculo, las formaciones lideradas por Andoni Ortuzar y por aquel entonces Idoia Mendia cerraron un entendimiento por el que se comprometían a apoyarse mutuamente allí donde se necesitaran para ostentar el poder. Los jeltzales se aseguraron las tres diputaciones y 122 de los 251 ayuntamientos, mientras que los socialistas alcanzaron otras once alcaldías.
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Ahora unos y otros buscan reproducir esta fórmula con mayor celeridad. Fuentes de ambos partidos reconocen que se darán prisa para poder centrar después sus esfuerzos en la preparación de las generales del 23 de julio. Por lo pronto, la disposición es máxima. Ortuzar anticipaba el martes que su formación aspira a «reeditar los actuales pactos» con los socialistas «para seguir dotando de estabilidad a las instituciones vascas». El propio presidente del EBB habló el lunes con Eneko Andueza para iniciar los contactos y «no alimentar ceremonias de la confusión» con especulaciones sobre otras ecuaciones. En una entrevista en Radio Euskadi, incidió en que la coalición sigue vigente en el Gobierno vasco, al que le queda un año de legislatura.
La reedición de la alianza será esta vez incluso más determinante que en 2019. No en vano, el fuerte avance de EH Bildu, convertida en la principal formación municipalista tras vencer en 110 localidades, ha debilitado la fuerza de la coalición hegemónica. El PNV, que se dejó 80.000 votos respecto a hace cuatro años, ha pasado de ganar en 115 municipios a hacerlo en 92 y se ha dejado por el camino casi 80 ediles. También el PSE-EE recabó unos 20.000 apoyos menos, lo que le restó 17 concejales en toda la comunidad, aunque en su caso pudo atenuar ese retroceso al conseguir dos triunfos más que en la anterior cita: en Muskiz y en Trapagaran.
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Repetir la fórmula será clave para cortar el paso a la izquierda abertzale en lugares donde la formación de Arnaldo Otegi fue primera fuerza el domingo. Pero esa unión resultará aritméticamente insuficiente en casos tan sonados como los de Gipuzkoa, Vitoria y Durango, donde precisarán del apoyo complementario del PP, que ha pasado de ser una fuerza irrelevante en la gobernabilidad de las instituciones vascas a protagonizar un papel determinante. Ayer mismo Alberto Núñez Feijóo allanó el terreno y, al igual que había hecho la víspera Carlos Iturgaiz, ofreció los votos de su partido en todos los lugares donde puedan evitar que EH Bildu ostente el poder.
Absoluta en los consistorios
En caso de sellarse nuevamente la alianza y disponer del apoyo de los populares, los jeltzales se asegurarán la Diputación de Gipuzkoa otros cuatro años. Eider Mendoza necesita los siete junteros del PSE-EE y al menos uno de los tres del PP para superar los 24 que suman entre EH Bildu (22), ganador en las urnas con Maddalen Iriarte, y Elkarrekin Podemos (2). Una situación parecida a la que se da en Durango, donde hay que tener en cuenta que, como en el resto de ayuntamientos, las fórmulas alternativas a la fuerza más votada precisan de mayoría absoluta. La nacionalista Mireia Elkoroiribe será alcaldesa si le apoyan los socialistas y el único edil popular.
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La ecuación a tres también resultaría exitosa en Vitoria, aunque con la particularidad de que en este caso el poder iría a parar al PSE-EE dieciséis años después de la victoria de Patxi Lazcoz. Ahora Maider Etxebarria, que se quedó a menos de 1.000 votos de la abertzale Rocío Vitero, será la nueva alcaldesa de la capital alavesa si a los seis concejales socialistas suma los seis jeltzales y al menos dos de los también seis que cosechó el PP con Ainhoa Domaica al frente.
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