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La renovación interna del PNV, que ha hecho correr ríos de tinta antes de empezar, por fin está en marcha. Las asambleas municipales del partido en Bizkaia, Álava, Gipuzkoa, Navarra e Iparralde eligen desde ayer a sus futuros presidentes territoriales, que se incorporarán después al ... nuevo EBB, y a los integrantes de sus respectivas ejecutivas en un proceso que dista mucho de ser una balsa de aceite, pero que, a buen seguro, no desembocará en una guerra total de sectores como las que propiciaron, en los ochenta, la escisión de EA o, en la primera década de los 2000, el crudo enfrentamiento entre Josu Jon Imaz y Joseba Egibar.
Con la excepción del longevo líder guipuzcoano, que lleva casi cuatro décadas en el cargo que ahora dejará y controla con mano de hierro la organización -aunque la dimisión del portavoz en Eibar, Josu Mendicute, crítico con la «imposición» del pacto local con el PSE, ha enturbiado las aguas-, los 'aparatos' vizcaíno y alavés se enfrentan a corrientes críticas, históricas o de nuevo cuño, que tratarán de influir en el proceso y ganar presencia en las nuevas ejecutivas territoriales.
La fuerza que al final demuestren los descontentos es clave en el futuro del partido porque la composición de las territoriales será a su vez determinante en el juego de contrapesos internos que dará forma al futuro EBB y decidirá la continuidad o la salida de Andoni Ortuzar, ahora en el aire. De hecho, los tempos que maneja la actual dirección, y la decisión de celebrar los procesos territoriales antes del debate sobre las ponencias, los estatutos y antes también de elegir al Euzkadi buru batzar, ha provocado un fuerte malestar en parte de las bases. Es más, esos sectores han llegado a promover en Bizkaia una propuesta de «paralización» de los procesos electorales para «restablecer el orden lógico» en el proceso interno.
Pretendían así reivindicar el mensaje que el propio Ortuzar trasladó en el arranque del curso político en Zarautz -proyecto, organización y, por último, personas- un orden que, a su juicio, la cúpula jeltzale ha decidido revertir para intentar controlar la renovación interna en lugar de dar verdadera voz a la militancia. El intento no ha prosperado pero es muy significativo del ambiente que se respira internamente. Lo que se sabe sin género de dudas es que los actuales líderes -la vizcaína Itxaso Atutxa, el alavés José Antonio Suso y el propio Egibar- dan un paso al lado y dejarán de serlo para no desentonar con el mensaje de relevo generacional y renovación profunda que la cúpula busca transmitir desde que impulsó la candidatura a lehendakari de Imanol Pradales en sustitución de Iñigo Urkullu.
En los procesos de elección del Bizkai y del Araba buru batzar, según ha podido confirmar EL CORREO en fuentes jeltzales de ambos territorios, los descontentos con la línea oficial han decidido entrar en liza con planchas alternativas en la primera vuelta que arrancó ayer y concluirá el 29 de octubre. Un periodo en el que los afiliados pueden presentar a sus candidatos a presidente, burukide, y a miembro de los tribunales provinciales y de la Asamblea Nacional; los que obtengan el apoyo de al menos dos batzokis pasarán a la segunda vuelta -entre el 8 y el 20 de noviembre-, de la que saldrán los integrantes definitivos de los órganos internos, proclamados en las asambleas que se celebrarán el 23 de noviembre.
Sin embargo, en la práctica, el 'aparato' impulsa 'de facto' a sus aspirantes, como en el caso de Bizkaia, donde medios cercanos a la dirección saliente filtraron ya la semana pasada el nombre de Iñigo Ansola, exdirector del Ente Vasco de la Energía (EVE), como candidato «emergente» y «de consenso» para presidir el BBB. La realidad es que el hasta ahora presidente de la asamblea territorial vizcaína, afiliado en Markina y amigo personal del exlehendakari Urkullu -que ha desempeñado un papel clave en las negociaciones previas y ha aceptado de manera tácita la propuesta para aupar a Ansola a la presidencia- tiene todas las papeletas para salir elegido.
La pregunta es hasta qué punto su futura ejecutiva representará a todos los sectores, y si los críticos, que piden básicamente revitalizar la «democracia interna» y acabar con «el clientelismo, el amiguismo y el parentelismo» -reclaman «un partido con ideología y no una mera gestora, ni una agencia de colocación» en un decálogo que ha circulado internamente-, estarán representados en el próximo BBB.
De momento, una parte de la afiliación no lo percibe así y ha decidido por ello dar un paso al frente y presentar una plancha alternativa, encabezada por el abogado David Salinas Armendáriz, afiliado desde 1978, en la que está también la socióloga Ana Erkoreka, una de los ex altos cargos del Gobierno vasco, en este caso del equipo de Arantxa Tapia, que ha recurrido a las redes sociales para buscar empleo. El alcalde de Loiu, Josu Andoni Begoña, y la exsenadora Rut Martínez figuran igualmente en esta lista, cuyos promotores se dicen decepcionados «con la gestión del partido en los últimos años» y exigen cambios «personales, organizativos y de proyecto».
Esta candidatura es distinta a la que otro sector de las bases ha movido en los últimos días en los batzokis, encabezada por Olatz Garamendi. Finalmente, la que fuera consejera de Autogobierno en la última legislatura de Urkullu ha sido incluida como aspirante a burukide en la plancha negociada por el oficialismo, a la que ha tenido acceso este periódico, y en la que figuran además cinco integrantes de la actual ejecutiva de Atutxa: Maitane Ipiñazar, Jane Eyre Urkieta, Itziar Landaburu, Nagore Torre y Jesús Lekerikabeaskoa.
La exconsejera gana así enteros para ocupar un asiento en el Bizkai, mientras que a los integrantes de la lista de Salinas sólo les ofrecerían, como mucho, aspirar a varios asientos en la Asamblea Nacional.En Álava, se da por sentado que será Jone Berriozabal, actual diputada foral de Igualdad, Euskera y Gobernanza, quien sustituya al mando del ABB a José Antonio Suso, que deja el cargo tras encadenar dos mandatos.
Sin embargo, fuentes de la formación en Álava dan por hecho que el sector crítico que se ha opuesto en los últimos lustros al oficial -minoritario y en el que descuellan el exburukide Iñaki Gerenabarrena, el exparlamentario y exconcejal en Vitoria Unai Grajales y la organización municipal de Amurrio- también planteará batalla, un gesto meramente simbólico y sin visos de prosperar.
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