'Plató': Viaje sensorial a la caverna

La composición sonora de este viaje escénico con auriculares abre la puerta a un atrayente universo onírico. En él, bajo la textura de diferentes idiomas, conviven intrigantes fragmentos metafóricos con preguntas que resuenan en la cabeza del público mientras vaga por el depósito de aguas. La creación de dicho espacio acústico resulta una herramienta extremadamente potente. Sin embargo, el bombardeo de información impide en algún momento que su contenido textual aterrice lo suficiente como para hilar la narrativa.

El submundo simbólico que sugiere el sonido se contextualiza en un plató de televisión surrealista en el que la conocida alegoría encuentra un paralelismo en el mundo de la televisión. Tanto el trabajo con objetos como el juego de iluminación consiguen atrapar la curiosidad al generar imágenes hechizantes. No obstante, llama la atención que al tratarse de una pieza site-specific no se oxigene más el tiempo inicial de exploración que se da al público para vivir la presentación del museo humano que se propone. Sin duda, el trabajo de cada uno de los artistas embauca y 'Plató' ganaría si permitiese generar más conexión con el microcosmos de cada prisionero. Es evidente que esta producción desborda innovación pero una canalización más precisa de la riada de ideas ayudaría al público a profundizar en ellas.

A pesar de esto, 'Plató' resulta una excitante aventura existencial en la que navegar. Un viaje poético, caótico y atrevido que invita a digerir profundas reflexiones acerca de lo que es la realidad.