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Depresión, ansiedad, somatización... Son algunos de los problemas emocionales más habituales que sufren los trabajadores, los cuales impactan directamente sobre los niveles de absentismo y, por tanto, en la particular 'salud' de la economía. Abordar estos problemas en el entorno laboral supone una «gran dificultad» ... para las empresas. En Álava ya son 22 las que han dado un paso para afrontar el complejo y delicado ámbito de la salud mental en sus plantillas. Lo han hecho de la mano de la Fundación San Prudencio, que cuenta con un programa que «trata trastornos mentales no graves, que suponen la segunda causa de absentismo en España. Nos parecía importante actuar en este tema», transmite a EL CORREO Mariola Fernández de Romarategui, psicóloga del «pionero» servicio de la entidad.
La iniciativa, puesta en marcha en 2021 «a raíz de la pandemia» y que se ha convertido en «un modelo para otras comunidades autónomas», busca ofrecer una «respuesta integral» a este tipo de diagnósticos que con gran frecuencia afectan al mundo profesional. «Desde PsicoLan (así se llama el servicio) se evitan bajas porque detectamos precozmente. Se pretende ayudar tanto a las empresas en la problemática del absentismo como a los propios trabajadores. Es novedoso y estamos apostando por ello. Favorece a las empresas a mejorar su competitividad», incide la terapeuta.
43 por ciento
de los pacientes se trata por causas laborales, el 31% por personales y el 25% por las 2.
Las estadísticas, en ese sentido, son claras. Prácticamente un tercio de la población laboral a nivel nacional reporta episodios ocasionales de ansiedad y estrés en el trabajo, y la cifra de personas diagnosticadas al respecto está en el entorno de 2,7 millones con un impacto en el PIB de 23.000 millones de euros. Esto eleva inevitablemente la tasa general de absentismo. En Álava y en el resto de Euskadi este es un asunto crítico que preocupa a compañías y agentes e instituciones: 14.500 trabajadores de la provincia faltan a su puesto según los datos de la patronal SEA Empresas Alavesas, y los índices de ausencias alcanzan hasta el 10% en algunas firmas.
«Reducir» esas bajas correspondientes a los problemas de salud emocional, «acelerar la recuperación», «evitar recaídas» y «detectar los efectos de los riesgos psicosociales de la organización que están produciendo un daño en la salud» son algunos de los principales objetivos del servicio impulsado por esta entidad sin ánimo de lucro que se define como «líder en el desarrollo de la Responsabilidad Social Empresarial en las empresas de Álava».
El resultado, destacan, está siendo «muy positivo». Acuden a tratamiento empleados (las cifras son confidenciales) de las 22 empresas adheridas al plan, compañías de «todos los tamaños y sectores». Un poco más de la mitad de estos pacientes son varones, y el resto mujeres. El 43% acude por motivos laborales, el 31% por causas personales y en el 25,5% por la combinación de ambos. Del total de personas atendidas, un 17% está de baja, y el 83% restante sigue acudiendo a su puesto.
¿Cómo funciona el programa? «Lo primero es tener una sensiblidad especial para estos temas», resaltan. Es indispensable pertenecer a la Fundación y estar dentro de su servicio de prevención de riesgos laborales, o contar con uno propio. La entidad ejerce de «punto de encuentro» entre empleado y empleador, al que se traslada «una propuesta de acción». Siempre que el paciente quiera se realiza una primera valoración y, mediante sesiones de terapia, «se intenta mejorar esa salud emocional que en algún momento se empieza a resquebrajar». Hay diferentes maneras de derivar a trabajadores; se ponen carteles en el centro de trabajo, se hacen encuestas, se facilita el teléfono de contacto del programa... Durante el tratamiento, remarca la especialista, siempre se trabaja desde la más estricta «confidencialidad». Se ofrecen soluciones «a la medida» de cada compañía.
Por la consulta de la doctora Fernández de Romarategui pasan pacientes de «todo tipo». «Acuden desde altos directivos hasta operarios o mandos intermedios». Y de todos los sectores. Industria, servicios... La salud mental es un problema que afecta a todo tipo de profesiones. La ventaja de acudir a esta servicio es que «en PsicoLan conocemos perfectamente su puesto, sus riesgos...», una información que un gabinete psicológico independiente puede que no tenga, exponen. El programa es «muy específico» y cuenta con un «equipo integral» y una «metodología propia». Las personas trabajadoras que acuden a tratamiento padecen cuadros de trastorno adaptativo mixto, estrés, problemas de sueño, ansiedad, estado de animo bajo, entre otros trastornos no graves.
Desde el servicio se interviene de dos maneras, «la terapia breve centrada en soluciones y la terapia cognitivo conductual», detalla la profesional. Además de esa detección «precoz», lo que contribuye a evitar que el problema se agrave, la intervención cuenta también con un seguimiento trimestral y anual. Si bien el servicio «siempre está abierto por si hay recaídas». Otro de los aspectos importantes es que el servicio cuenta con un «Agente de Coordinación de Apoyo a la Salud».
«Si se ve que determinadas modificaciones que pueda haber en un puesto de trabajo pueden ser importantes para mejorar esa salud emocional, ese agente se puede poner en contacto con la empresa para trasladarlo. Deben ser demandas razonables».
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