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De un inconfundible color granate con pintas rosáceas, escasa piel, fina en el paladar a la vez que potente de sabor y con mucho almidón. Son las características de la protagonista indiscutible ayer en Pobes: la alubia pinta alavesa, a la que se le ... viene dedicando una feria desde hace 25 años. Si en 2018 el diluvio universal aguó la fiesta, este 2019 la agradable mañana casi veraniega hizo que miles de personas se acercaran hasta la capital de Ribera Alta, a orillas del río Baias.
El éxito de público conllevó que los parkings habilitados casi se quedaran pequeños y por momentos dificultaba el paseo entre los stands no solo de una de las legumbres más típicas del territorio sino de otros productos como queso, chorizo, pastel vasco, trufas o artesanía. El incombustible Luis Mari Bengoa se encargó de amenizar una mañana en la que los cocineros de Boilur prepararon 2.000 raciones de alubia pinta alavesa con sus sacramentos. A las nueve menos cuarto de la mañana desembarcaron junto al frontón con cinco gigantescas cazuelas y demás utensilios. «Llevan un fondo de carne, tocino, chorizo, y al final les echamos un triturado de verdura con cebolla, puerro, pimiento verde y rojo y ajo. Están dos horas cocinándose a fuego lento», desvelaba Mikel Trabanca, uno de los artífices del puchero que hizo relamerse a más de uno en Pobes.
«Están buenísimas, venimos todos los años a la feria porque somos de la zona y ya es tradición comernos una ración», confesaba Mariaje ante el asentimiento generalizado de la cuadrilla. En el grupo muchos ya habían hecho la compra, y es que los cuatro stands que vendían sacos de pinta estuvieron de lo más concurridos. A siete euros se vendía el kilo del producto estrella. También había garbanzos y alubias de la variedad arrocina, canela y verdina. «Pero, sin ninguna duda, la que más se vende es la pinta», confesaba Andrés García, gerente de Garlan, la única cooperativa que trata esta legumbre con Euskolabel en nuestra provincia.
«Ahora mismo estamos en un 85% de la recolección, pero calculamos que llegaremos casi a las 400 toneladas», agregaba entre venta y venta. La competencia es fuerte, pero aun así el público valora cada vez más la alubia local. «El 80% de las legumbres de los supermercados son de importación: Canadá, México... Pero nosotros vamos creciendo en ventas cada año. Estamos mejorando el posicionamiento del producto y creo que para la gente que realiza un consumo responsable, la diferencia de precio es asumible», reflexionaba García.
Por segundo año consecutivo, la escritora Toti Martínez de Lezea fue la encargada de leer el pregón de la feria. Unas palabras que fueron un bonito homenaje a los actuales y a los antiguos habitantes de Ribera Alta. «Vosotros y vosotras habéis cultivado la tierra, habéis cuidado el ganado y nos habéis dado de comer. 'Milesker' por vuestro trabajo y por llenar nuestras mesas de productos humildes», ensalzó.
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