Jordi Évole descubrió una faceta de su vida inexplorada cuando se lanzó a cantar con Los Niños Jesús. Mañana a las 18.00 horas volverá a aparcar su faceta televisiva para ejercer de 'frontman' en la 'Gran Kedada' de Kuartango. Al margen de un problema ... no resuelto en la infancia con la música, sus motivaciones actuales tienen que ver con pasárselo bien y hacer disfrutar al público. «Nuestro estilo musical es el verbenero, sin más pretensiones».
– Actúa en la 'Gran Kedada' de Kuartango. No es un pueblo muy conocido fuera de Álava. ¿Tuvo que tirar de mapa?
– Pues no te voy a decir que no. Pero, en cualquier caso, el título del evento me pareció muy sugerente desde el principio.
– Aun así, no llega a Álava por primera vez.
–Solo he estado en Vitoria. Es una ciudad muy apacible, muy tranquila. Sobre todo he ido al Parlamento vasco y al FesTVal y siempre me lo he pasado muy bien. Uno de los recuerdos profesionales más brutales que tengo es la primera entrevista que le hice a Jesús Eguiguren, entonces líder del PSE. Fue uno de los primeros hitos que tuvimos en 'Salvados'.
– Ahora descubrirá los pueblos ¿Hay un lado rural de Jordi Évole todavía desconocido?
– Yo creo que todos tenemos un lado rural. Quien más, quien menos, tiene su pueblo. Es un lugar recurrente, a veces al que volver, a veces en el que refugiarse, o simplemente reencontrarte con tus raíces. Siempre he tenido una enorme tentación por aparcarlo todo, pero nunca he llegado a cumplir ese deseo o promesa.
– No tiene fichado entonces ningún paraíso en el que retirarse.
– Lo pienso constantemente. Antes siempre que me decían '¿qué te imaginas haciendo de aquí a diez años?' yo respondía que llevando una casa rural en el Pirineo. Ahora no lo tengo tan claro, pero siempre hay algún paraíso perdido.
– Aun así, se ha criado en la ciudad. ¿Le ha tocado alguna vez pringarse las manos en una granja o una huerta?
– Pues, mira, tenía un tío con una especie de huerto. Cultivaba de todo y cada verano subía y me ponía ahí con la azada a intentar ayudarle a hacer surcos de agua. Cosa que entonces me parecía fascinante. Esa es mi experiencia más cercana a la vida de campo.
– Vamos, que el sector primario no es lo suyo.
– No. Ya te digo que hay una atracción por los trabajos tan pegados a la tierra y tan imprescindibles, pero no sé si sería capaz aguantar la dureza de cuidar piezas de labranza o una granja.
– Y de entre todas las personas que ha entrevistado, ¿cuál diría que es la más 'aldeana'?
– José Antonio Labordeta. Lo digo en términos absolutamente positivos. Ha sido la persona más rural que he entrevistado y la que más he admirado después de la entrevista. Él en aquel momento era muy popular por el programa 'Un país en la mochila' en la que recorría la España vaciada. Luego cuando coincidí con él me pareció un tío muy llano, muy directo. Sin ningún tipo de manía para decirte lo que pensaba. Y creo que eso formaba parte de su carácter de pueblo.
– Ahora se lanza con la música, ¿cómo surgió la idea?
– Surge porque siempre he tenido la frustración de no saber más de música. Hice solfeo, pero no era la puerta más amable para entrar en el mundillo. Y al cabo de unos años, después de una sobremesa, nos pusimos con la guitarra, nos hizo gracia y nos pusimos a ensayar para pasarlo bien. Salieron actuaciones y mira dónde nos ha llevado, a Kuartango.
–Entonces de niño no le mandaron callar para que no lloviera.
– No, no, ¡qué va! Si hasta una tía me quiso llevar a un programa infantil de los 80 y mi padre dijo: «El niño a la tele, ni pensarlo».
Puro desenfado
– Cómo hubiera cambiado su vida de no ser su padre...
–Bueno, yo quiero pensar que se refería a no ir a la tele como un niño de estos que salen en los programas cantando. Pero eso no quitó que mi vida estuviera ligada después a la tele.
– ¿Cómo describiría el estilo musical de Los Niños Jesús?
– Verbenero. Lo que queremos es que la gente se lo pase tan bien como nosotros, disfrute y reconozca alguna de nuestras canciones, que no dejan de ser versiones de otros grupos de pop y rock españoles. Sin más pretensiones. Siempre lo digo, quien piense que por vernos va al concierto de su vida, pues que vaya a otro.
– Con el nombre parece que no han atinado. No tienen pinta de ser muy santos.
– El nombre viene por el batería, que es el que nos ha adoptado a todos. Al principio éramos los niños de Jesús y le quitamos el 'de' para jugar en el logo con los belenes y esos muebles del dormitorio de la abuela. De hecho, hasta el Papa tiene su camiseta del grupo. Ya se la hice llegar.