Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Un vitoriano de 20 años se expone a pasar las próximas dos décadas en prisión por agredir, abusar y coaccionar a la que fue su pareja durante tres años. Empezaron a salir en 2016, cuando ella sólo contaba con 12 años. Ni siquiera cuando ... la Diputación de Álava se hizo cargo de la tutela de la menor paró la relación, aceptada por las familias de ambos pero penada por la ley.
Ayer, miércoles, arrancó en la Audiencia Provincial de la Álava la vista oral contra este joven, acusado de siete cargos «en el ámbito de la violencia de género». La ristra incluye maltrato habitual, abusos sexuales continuados, agresión, lesiones, amenazas continuadas, coacciones continuadas y quebrantamiento de medida cautelar de alejamiento. Los dos primeros implican las mayores peticiones fiscales; 5 y 11 años respectivamente.
Su entonces novia, que en la actualidad tiene 15 años, se escapaba del centro de protección «continuamente», en palabras de uno de sus educadores. Lo hacía para volver con el procesado, que ayer se acogió a su derecho a no declarar. Cuando la víctima regresaba a la institución foral, realizaba a sus tutores legales un relato ambivalente. «Te podía decir que (el acusado) era el mejor y después, el dolor que sentía», apostilló una profesional que la trató. También presentaba sentimientos de culpa. Les decía que este chico, cinco años mayor, «la había criado». En esta institución le proporcionaban «preservativos a veces» para evitar un embarazo durante sus fugas.
la relación con el acusado empezó en 2016
Según el relato de la Fiscalía, desde su ingreso en el centro «era habitual» que se escapara para juntarse con su pareja sentimental, que en aquella época residía de okupa en la Avenida de Olárizu. Sin embargo, cuando ella se cansaba, «éste le impedía salir de la vivienda». También le marcaba la manera de vestir y pegaba «a diario». «Ella me dijo que parte de su religión es aguantar los golpes, y que parecía 'paya' por quejarse», contó una educadora social.
La terna de magistrados –integrada por Jaime Tapia, Elena Cabero y Jesús Poncela– se interesó por qué no hubo denuncias hasta el 30 de abril de 2019 y que el primer parte de lesiones llegara apenas doce días antes. «Involuntariamente no solemos llevarles, aunque en este caso insistimos mucho. Sí hacemos siempre un informe a la Diputación», respondió un trabajador social llamado a declarar sobre estos hechos.
la víctima no quería denunciar ni ir al médico
En este punto, el presidente de la sala, el juez Tapia, replicó que «si se comprueba que eso puede venir de lo que usted ha relatado, el interés superior del menor para que se adopten medidas va más allá de su propia voluntad».
Tras la denuncia del 30 de abril de 2019, el Juzgado de Instrucción número 4 de Vitoria dictó una orden de alejamiento sólo 24 horas después. A los quince días, la menor volvió a escaparse con su entonces novio. El 6 de julio, éste la atacó en compañía de una amiga, lo que motivó la entrada al piso okupado por parte de efectivos de la Policía Local. La chica regresaría poco después al redil de la Diputación, pero como los contactos con el ahora encausado continuaban, se decretó su ingreso provisional en la prisión alavesa de Zaballa el 23 de julio de aquel año. A día de hoy mantiene esa condición.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.