Agresiones sexuales en Euskadi
Piden 15 años a un alavés por colarse en la habitación de su hijastra y «violarla»Agresiones sexuales en Euskadi
Piden 15 años a un alavés por colarse en la habitación de su hijastra y «violarla»Un vecino de Álava de mediana edad abandonó ayer lunes la sala de vistas de la Audiencia Provincial de Álava con una acusación muy grave –haber violado a su hijastra a lo largo de un año– y una petición de quince años entre ... rejas. La larga vista oral deparó dos versiones totalmente contrapuestas. Por un lado, ella, menor de 16 años en el momento de los hechos, ratificó los presuntos ataques sexuales. Ocurrieron sin testigos, en su habitación. Y fueron progresivos. El acusado, por su parte, negó agresión alguna y enmarcó la denuncia –presentada en otoño de 2020– a que «no me querían en esa casa».
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No en vano, minutos antes del arranque del juicio, este hombre descartó la propuesta de la Fiscalía, a cargo de Isabel Gaztelu, y de la acusación particular, Silvia García, de pactar una condena de seis años. Tras su negativa se celebró el juicio, finalizado pasadas las 13.30 horas con la petición fiscal de quince años de prisión –uno más exigió la letrada de la víctima–. Mientras que el abogado defensor, Javier Martínez de San Vicente , solicitó la absolución. Y por si acaso recordó la «drogadicción» de su cliente como atenuante en caso de ser declarado responsable del delito. En aquella época era consumidor diario de «speed y cannabis».
Por el desarrollo de la vista, sus opciones de salir indemne parecen escasas. La víctima, que declaró a puerta cerrada, se ratificó ayer en su denuncia. Según ha sabido este periódico, esta chica que ya ha alcanzado la mayoría de edad contó a los magistrados Jesús Poncela, Elena Cabero y Francisco García Romo que los ataques sexuales se produjeron siempre en su habitación. Cuando no había nadie más en la casa. Y que fueron progresivos. Hubo un mínimo de 7 episodios entre el otoño de 2019 y octubre de 2020. Al final dejó de resistirse, haciéndose la dormida, para «no tener más dolor» y por «miedo» a que en un futuro hiciera lo mismo a una hermana menor. También recibió «amenazas» del procesado para que callara.
Su madre y hermano sí notaron un cambio en ella. «Se aisló». También la monitora que dio la voz de alarma. «Un día se presentó bastante nerviosa. Comenzó a llorar. Tras mucho insistirle me lo contó, pero a regañadientes. No quería por nada del mundo que se enterase nadie», manifestó esta mujer, básica en el afloramiento de este caso.
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Antes, la entonces menor desveló su 'secreto' a una amiga. «Violación. Usó esa palabra», explicó. «Le costó la vida contármelo. La vi empequeñecida».
Tanto la psicóloga que aún le atiende como los expertos de la Unidad Forense de Valoración Integral calificaron su versión de «relato lógico y coherente». Es decir, compatible con un cúmulo de agresiones sexuales mantenidas en el tiempo y sin testigos. «Se sentía indefensa. En el confinamiento se fue a casa de su padre (biológico) para no coincidir con el acusado. Pero a la vuelta siguieron produciéndose los ataques».
Un hermano del procesado alegó que «empezaron a odiarle (por sus hijastros) porque no les dejaba hacer lo que querían». La sentencia llegará en unas semanas.
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