Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
José Domingo Gómez, más conocido como Txomin, ha sido el elegido para que mañana, a las 19.00 horas, ofrezca el pregón de la Semana Santa de Vitoria en la Catedral Vieja. Este sacerdote nacido «en la Corre», filósofo antes que teólogo, es experto en ... psicología y profesor en la UPV, lo que hace mostrarse cercano, llamar a las cosas por su nombre y analizar la sociedad sin tapujos.
–¿Qué supone que le hayan nombrado pregonero de la Semana Santa de su ciudad?
–Para mi es un regalo y un honor inmerecido y por eso doy mi agradecimiento a las cofradías penitenciales que han pensado en mi. Es una responsabilidad ya que al principio no sabía por donde tirar en la elaboración del pregón.
–¿De qué va a hablar?
–Voy a ir directamente al grano. Explicaré lo que celebramos los tres días de la Semana Santa. La eucaristía o la misa el Jueves Santo, la muerte de Jesús el Viernes Santo y la resurrección el Domingo de Pascua. Eso sí, aterrizando en cada uno de los tres temas en situaciones actuales que vivimos.
–¿En la línea de la delegación de educación que preside?
–Sí, eso es. Hablando de Jesús en la cruz debemos fijarnos en los que hoy son crucificados, empezando por la guerra de Ucrania y terminando por los niños de la basura de Latinoamérica o los enfermos en sus camas. Haciendo una transposición de hace 2.000 años al hoy. También de las buenas cosas y la buena gente que hoy existe, que dedica su vida a los demás, y por eso podemos resucitar a una vida más humana en un mundo cada vez más inhumano.
–2.000 años después, ¿está vigente el mensaje?
–Sí, sí, sí. Antes de ayer mismo me dijeron en Cáritas que un matrimonio en el que trabajan los dos van a donar a Cáritas una de las dos nóminas todos los meses. A ver quién hace eso hoy. Hay gente buena que lo hace.
–En su tesis doctoral aborda la moralidad y los valores de los jóvenes. ¿Qué diagnóstico hace de la sociedad alavesa?
–Los datos y encuestas no son nada favorables. Hay un repliegue sobre el yo y la familia en el que tal vez influye la crisis económica, la pandemia y la guerra, un futuro incierto que nos da miedo y que no sabemos en qué va a terminar. Los valores más solidarios están menos presentes que en 2004, cuando hice la investigación. Necesitamos un rearme moral en nuestra social.
–En 2004 el 49% de los alumnos de la UPVeran no practicantes. ¿Ha bajado el porcentaje?
–Ha bajado a la mitad. A nivel de fe hay una caída en picado tanto en la creencia como en la práctica. Pero como contrapartida están apareciendo las espiritualidades de corte oriental: budista, hinduista... dentro de ese mapa de la 'new age' que produce el yoga o la meditación trascendental ante una sociedad tan acelerada con tantos problemas, colas en psicólogos y psiquiatras, estrés, infartos y suicidios. La gente está agobiada y desorientada, no sabe por dónde tirar. Un mundo agobiante, con incertidumbre en lo laboral que desgasta y produce ansiedad y uno se refugia más que en la iglesia católica en las espiritualidades orientales, que dan paz, serenidad, sosiego y no pensar nada.
–Eso parece contraproducente para la Iglesia.
–En un sentido sí, por que perdemos clientela (risas), pero por otra parte me alegro de que haya jóvenes que tengan una cierta espiritualidad y no sólo un materialismo salvaje. Que valoren el silencio y la contemplación porque eso es terapéutico.
–¿Qué mensaje lanzaría a los católicos no practicantes?
–Les desearía que sean felices de verdad y que encuentren cómo serlo ya que hay poca gente feliz. La mayoría identifica felicidad con placer y pasárselo bien. Que no confundan felicidad con bienestar o placer porque eso les va a crear un vacío existencial. También que tengan fe en ellos mismos, en los demás seres humanos y en un ser trascendente que les puede sacar de muchos atolladeros.
–En 2004 detectó contradicciones en los jóvenes creyentes no practicantes. ¿Siguen vigentes?
–Sí. Se ha agudizado. Se definen creyentes, pero no creen en el Papa ni en el Vaticano ni en la Iglesia católica, ni en muchas cosas del cristianismo. Hay una fobia a todo lo que sea estructura, institución y jerarquía. Prefieren algo parecido a una comuna en la que todos sean iguales sin jefes ni superiores.
–¿A eso se debe el descontento de una parte de fieles alaveses?
–Claro. Se han encontrado con un obispo que marca terreno y eso no se admite. Pero se han sentado a hablar y eso ya es positivo. Se sentirán católicos progresistas y quieren que la Iglesia cambie, pero tenemos que ser fieles al presente y a la tradición. No podemos inventarnos nada.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Estos son los mejores colegios de Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.