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«Si alguien pretende utilizar este conflicto para chantajear a esta ciudad se equivoca». El alcalde Gorka Urtaran ha mostrado este viernes su malestar al asumir que Vitoria cruza los dedos ante la posibilidad de que la plantilla de FCC inicie la primera huelga de basuras en 26 años. Salvo un acuerdo de última hora, el servicio ordinario se interrumpirá de forma indefinida a las 22.00 horas del domingo y desde entonces la ciudad se enfrentará a sus nefastas consecuencias: calles sin barrer, bolsas por el suelo o enseres acumulados.
Esta es la cuarta vez en lo que va la legislatura, y la tercera del año, en la que los trabajadores están a punto de colgar el buzo, aunque hasta ahora todos los avisos han sido desconvocados. La plantilla censura los «incumplimientos» de FCC y GMSM Medioambiente, con quienes el Gabinete Urtaran negocia la rescisión pactada del contrato. Se trata del encargo más importante del Ayuntamiento, ya que ambas firmas se comprometieron en 2015 a prestar el servicio por 22,8 millones anuales. A día de hoy, ambas podrían estar en Vitoria hasta 2023, con la posibilidad de dos años más de prórroga.
El regidor, visiblemente incómodo con la situación, ha asegurado que es necesario distinguir entre la negociación de su equipo con la unión temporal de empresas (UTE) formada por las dos adjudicatarias del servicio de limpieza y la que hace en paralelo la plantilla. Respecto a las primeras conversaciones, ha dicho que su Gobierno «sigue avanzando» en la resolución del contrato, «pero todavía hay posiciones encontradas porque nosotros defendemos interés de Vitoria y las empresas el suyo». Después, ha incidido, están las «discrepancias» de los empleados. «Espero que en las próximas horas haya un acuerdo», ha dicho. De momento, el Ayuntamiento «se dejará la piel» en que haya un apretón de manos.
Si no es así, Urtaran ha dejado caer que el Ayuntamiento tiene una alternativa preparada que no ha querido adelantar. «Entiendo que haya discrepancias, pero si van a afectar a la calidad de vida de los vitorianos... por ahí no voy a pasar». El alcalde ha dicho que el Consistorio «va a pagar solo los servicios que se presten», algo que ya se está haciendo. Y después se ha limitado a decir que si no se desconvoca la huelga, «tomaremos las decisiones oportunas». Pero será entonces, «cuando toque». «Tenemos instrumentos para que no ocurra, y no solo es uno», ha dejado caer.
Ante la posibilidad de que el largo conflicto laboral en FCC se recrudezca en las próximas horas y que pueda servir para influir en el Ayuntamiento, el alcalde ha dicho que «no voy a aceptar presiones ni de la UTE ni de nadie. Si alguien pretende utilizar este conflicto para chantajear a esta ciudad se equivoca. Si alguien piensa llevar esto hasta las últimas consecuencias me va a tener enfrente». No obstante, ha recalcado que todavía «queda tiempo» para lograr una resolución pactada.
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