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«Cada uno dibujamos o escribimos de una manera única. Quizá hemos encontrado a dos personas, una del siglo III y otra del XXI, que tenían la misma escritura. Hemos tenido mucha suerte». Abrasado durante una hora por una batería de más de treinta preguntas ... del abogado defensor de Eliseo Gil, el principal acusado, el perito calígrafo que este jueves monopolizó la novena sesión del juicio por las falsificaciones del yacimiento de Iruña Veleia, acabó tirando de sarcasmo.
Pero siempre arrojó la misma conclusión: señaló a Gil, el exdirector de la excavación, como el presunto autor de las inscripciones sobre piezas de cerámica que se presentaron como revolucionarias. Eran realmente excepcionales. Adelantaban en 600 años las primeras palabras comunes escritas en euskera o cambiaban la historia de la Cristiandad, al haber hallado el primer Calvario -representación de Cristo en la cruz- del que se tenía noticia.
Convocado por la acusación particular, la Diputación alavesa, dueña del yacimiento, el experto y una compañera, ausente este jueves por baja, estudiaron más de cien de las casi 500 piezas bajo sospecha. Cotejaron las fotografías de los grafitos (marcas) en entredicho con tres conjuntos de dibujos y palabras grabadas en una réplica de una letrina romana diseñada para exhibirse en Iruña Veleia y en la que Gil, de acuerdo a sus compañeros de excavación, grabó inscripciones jocosas.
«Son de la misma mano», concluyó este jueves este perito, que empleó «unos siete u ocho meses» en estudiar este caso. El abogado de Gil, sin embargo, cuestionó sus métodos de trabajo. En especial, que se valiera de un editor de imágenes para comparar las ilustraciones debido a su diferente envergadura. «Se igualan los tamaños para ver si coinciden los movimientos. Y estos se repiten», repitió el calígrafo, encargado de comparar los dibujos de la letrina con los fragmentos llamados a cambiar la Historia.
Se trata de la opinión profesional más tajante expresada hasta la fecha en el juicio, cuyas vistas orales en el Juzgado de lo Penal número 1 arrancaron el lunes 3. Las coincidencias «morfológicas» detectadas por este testigo y su socia fueron «muy relevantes, llamativas y elocuentes». El miércoles, otra perito también apuntó a Gil, si bien eludió mostrarse tan rotunda «por prudencia».
La sesión adquirió tintes de careo entre el abogado defensor, Javier Martínez de San Vicente, y el experto llamado por la acusación. El letrado comparó su técnica con el Tetris, el juego que causó furor hace dos décadas. «No he jugado nunca, lo siento», le replicó el testigo.
Gil está considerado por la Fiscalía -que le reclama cinco años y medio de cárcel- y por la Diputación como el ideólogo de un embuste con el que dio respuesta en forma de resultados a la generosa subvención de 3,7 millones de euros con la que el Gobierno vasco, a través de Euskotren, financiaba las excavaciones. Ni esta sociedad pública ni el Ejecutivo de Lakua están personados en la causa. Una técnico de esta institución también compareció. De su ambigua testifical -o no recordaba o no sabía responder a las preguntas de las partes-, solo se sacó en claro que Lakua cifró en «600 euros» el perjuicio en cada fragmento supuestamente manipulado.
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