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Es casi un lugar común, algo totalmente opuesto a la esencia literaria de Patxi Zubizarreta, el hecho de que del cerdo se aprovechen hasta los andares. Pero también es verdad que el libro 'Zerria' (Erein) lleva al escritor de la capital alavesa (nacido en Ordizia ... en 1964) por un camino de bellotas mágicas. Ya contaba con el XL galardón literario Lizardi y, a finales de septiembre, recibió el premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2023, dotado con 30.000 euros, una cantidad muy alejada de «recibir un irrisorio 10% de cada libro. Estoy levitando», confesaba.
No pasarían más de tres semanas y Zubizarreta vería recompensada su obra -que en castellano se titulará 'Porcus', en recuerdo del 'homo homini lupus'- con su quinto premio Euskadi. El reconocimiento en la modalidad de Literatura Infantil y Juvenil volvía a poner el foco en la excelencia de un autor cuya estética tiene una mirada preciosista, casi de orfebre del lenguaje, pero que no olvida expresar contenidos con valor humano e interés.
Para Patxi Zubizarreta no sólo importa el qué sino, a un nivel de verdadero mimo del euskera, el cómo. Y con el detalle de quien aplica la caligrafía cuando empuña su pluma, con tinta y papel especiales.
Todo surge de la mente, pero también del corazón, sin olvidar el impulso de un alma en constante vibración. Como en los delicados y potentes calendarios lunares creados con la ilustradora Leticia Ruifernández, como en las propuestas escénicas donde los textos y la música se unen en una creación performativa.
Pero a la hora de dar vida a un texto a Zubizarreta no le importa trabajar con la humildad de quien traduce, de quien pone todo su buen hacer al servicio de algo creado por otro e intenta ser fiel al espíritu, aunque se cambie el idioma. Porque en la literatura no basta con ser profesional, hay que añadir pasión, vivir el amor por las palabras y enfocar el arte como algo que puede tener la forma de la recientemente estrenada 'Kutxartean' de Teatro Paraíso, donde el juego de recuerdos se ha revestido del euskera y la poética de un viajero que recorre en la caravana de la excelencia su ruta.
Y, dentro del oasis donde este diario ha querido aportar algunos dátiles con su galardón de octubre, el agua también ha refrescado al traductor. «El premio fue que me encargaran esta traducción, que además tiene una temática que me gusta, intercultural y árabe. Y es que en esta realidad sobreinformada necesitamos metáforas que nos expliquen la vida», razonaba Patxi Zubizarreta hace tres días tras conocer el nuevo galardón que ha cosechado. El autor ha sido reconocido con el premio Vitoria-Gasteiz de traducción al euskera por vestir en lengua vasca el texto de 'El cartero de Bagdad' de Marcos S. Calveiro.
En la obra hay un análisis de la guerra en Irak, con enfrentamientos entre un sunita y su amigo chiita. Y se apunta a «celebrar lo que somos, con nuestro punto de vista». Por eso Zubizarreta subraya en épocas confusas el afán de «reivindicar lo que es la cultura: el interés y el respeto por el otro».
Todo ello se relaciona con la riqueza de ideas que ofrecen las buenas páginas. Porque aunque a veces el calor del desierto parezca borrarlas, o disfrazarlas de espejismos, asoma el agua del oasis. «Los premios rescatan los libros, que se van perdiendo entre todo lo que sale publicado. Y la literatura posibilita vivir dos veces». Ya sale la caravana.
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