El parque tecnológico de Álava, en Miñano, aspira a convertirse en un referente mundial en el campo de la biomedicina. La empresa i+Med inaugurará en 2024 un edificio de 3.600 metros cuadrados junto al BTI Biotecnology Institute de Eduardo Anitua y frente al túnel ... del viento. Una parcela que aún está cubierta de pasto, pero donde empezarán las obras antes de que acabe el presente ejercicio y se alargarán durante los dos próximos años. Las instalaciones que costarán veinte millones se dedicarán al desarrollo y a la fabricación de nanohidrogeles inteligentes que, si bien puede parecer una cuestión futurista, esta cooperativa científica lleva ocho años desarrollando en el edificio de investigación Lascaray de la UPV primero y después, en el semillero BIC Araba.
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Una «nanomedicina personalizada» y, por lo tanto, más certera en el tratamiento para sustituir a los fármacos de amplio espectro que arramplan con todo. «Es un sistema que nos permite transportar principios activos a los lugares (del cuerpo) que nos interesan. Podemos controlar a qué velocidad trabaja y llevamos el fármaco al órgano diana donde queremos que actúe. Con todo esto conseguimos mejorar la calidad de vida del paciente y reducir el gasto sanitario evitando efectos secundarios y mejoran la eficacia», explicó este lunes el 'padre' científico del parque de Miñano, Raúl Pérez, que inicialmente se empleará en los campos de la traumatología, la odonotología y la cardiología.
Será el primer instituto de este tipo de tecnología en el mundo, por lo que confía en convertirse en líder en este tipo de tratamientos que se guían a través de la inteligencia artificial (IA), apuntó Manu Muñoz, responsable empresarial de i+Med. «Tenemos que ser muy ágiles porque estos trenes si no lo coges tú, lo hace el siguiente», detalló Muñoz a la consejera Arantxa Tapia; el diputado general, Ramiro González, y el alcalde Gorka Urtaran sobre una empresa que ya vende en treinta países.
Para eso ampliará su plantilla de 71 a 125 trabajadores en los próximos años, el 80% de los cuales serán «investigadores de primer nivel». «Este proyecto confirma que es posible el desarrollo en Euskadi de ciencia e innovación entorno a un sector tan estratégico como el de la salud, y que la construcción de un ecosistema vasco donde prime el valor científico por encima de los ratios económicos tampoco es ninguna quimera», insistieron los socios fundadores de esta cooperativa.
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«Esto no es fruto del sueño de una noche o dos meses, sino que lo estamos persiguiendo desde hace cuatro años», comentaron Manu Muñoz y Raúl Pérez sobre este edificio que se tuvo que guardar en un 'cajón' por la explosión de la pandemia en 2020. Ahora, con este paso adelante se espera que la facturación se dispare de 10 a 25 millones de euros en los próximos tres años porque, además del desarrollo de una medicina personalizada, se confía en avanzar en la investigación y el desarrollo de nuevos productos.
Esta empresa nació en la UPV, sigue creciendo en el BIC Araba y se hará 'mayor' en este nuevo equipamiento de dos plantas que vendrá acompañado de una posterior inversión para la adquisición de equipos de tecnología y maquinaria de última generación. Su modelo cooperativista hace que los científicos -muchos de los cuales se encontraban en el edificio central de Miñano- sean los dueños de su trabajo y sus posteriores logros. La cooperativa i+Med ya cuenta con nueve productos en el mercado, algunos de tipo cosmético bajo la marca Sibari Republic, y se encuentra investigando 18 proyectos que verán la luz próximamente.
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«Estamos hablando de futuro, biosalud y desarrollo de tecnologías 4.0. Tenemos que estar a la vanguardia de la tecnología y también fabricar. No podemos dejarlo en manos de terceros países y evitar que otros se lleven los puestos de trabajo de calidad», apostó Arantxa Tapia. «Nos alegra que este proyecto se retome tras el covid en un momento en que la incertidumbre parece que es la cuestión principal de nuestra actividad. Mirar hacia el futuro y poner en marcha una iniciativa de estas características es muy importante. No todo es incertidumbre, no todo son problemas, no todo es covid, no todo es invasión de Ucrania», subrayó Arantxa Tapia.
«Es un proyecto que arroja confianza en un momento de incertidumbre. Hay motivos y razones para la confianza en Álava y Euskadi. Durante los dos últimos años de pandemia, la economía no ha parado de crecer y no han dejado de llegar empresas, como se nota en el espectacular crecimiento del parque tecnológico», insistió Ramiro González. «Hay que desarrollar una transición social-demográfica, económica-digital y ecológica para abordar con garantías esa triple transición es necesaria la innovación y el talento junto a un compromiso entre la iniciativa pública y privada», comentó Gorka Urtaran.
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