La muerte hace un mes de Gerardo Jubera y Félix Crespo tras caer accidentalmente en el interior de un tanque e inhalar el 'tufo del vino' -el temido dióxido de carbono que se desprende en el proceso de fermentación alcohólica de la uva- en una ... bodega familiar de Lanciego ha logrado poner de acuerdo a los principales partidos del Parlamento vasco. Algo muy poco habitual. El PNV, EH Bildu, PSE, PP y Elkarrekin secundaron este jueves una moción que reclama al Instituto de Seguridad Laboral-Osalan que implemente «el acompañamiento y asesoramiento técnico necesario» al sector de bebidas que se producen en Euskadi (donde también se incluye el txakoli, la sidra o la cerveza) para «adaptar» las bodegas, lagares y sidrerías frente a estas letales concentraciones de CO2.
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Una cuestión tan lógica y sensata que no requirió de un debate al uso en la Cámara autonómica, ya que los cinco portavoces descubrieron que coincidían en sus exposiciones. El texto que salió adelante reclama que se fomente la investigación para la prevención de accidentes de este tipo, «así como en mejoras tecnológicas y organizacionales para la reducción de riesgos». También se ha pedido disponer de infografías de lectura fácil y específica en los idiomas mayoritarios de los trabajadores del sector, es decir, español y euskera, además de árabe, francés, rumano, portugués o inglés.
Los parlamentarios pidieron a las autoridades de Lakua seguir garantizando los recursos financieros y humanos necesarios para avanzar en la introducción de nuevas tecnologías y dispositivos en las bodegas, especialmente en las pequeñas y familiares. La consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, ya había prometido «estrategia y medidas» para combatir este 'enemigo invisible'.
Por eso, la parlamentaria del PNV Rakel Molina defendió que Euskadi «no parte de cero» frente a estos accidentes, ya que «se trata de un asunto sobre el que el Ejecutivo lleva tiempo preocupado y trabajando para solucionar» y recordó que Osalan ha puesto en marcha la estrategia 'Euskadipreben' que tiene como objetivo «reducir un 15% los accidentes».
Según un informe de 2022 al que se refirió Itxaso Etxebarria, de EH Bildu, grupo impulsor de la iniciativa, el 90% de las bodegas no disponen de sistemas de monitorización de parámetros ambientales como el CO2 y se apunta que esa altísima tasa puede deberse a que sólo se visitaron treinta instalaciones vitivinícolas, de ahí que la moción exija que se haga una 'radiografía' más amplia.
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Carmelo Barrio recordó que el PP ha presentado «año tras año» iniciativas respecto al tufo y que muchas situaciones tienen lugar «en pequeñas y medianas bodegas, que podrían ser evitables si se dispusiera de información y capacidad de identificar los riesgos».
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