La pandemia se ceba con la hostelería en los barrios de Vitoria y cierra 84 bares en un año

Pero el principal impacto de la pandemia se lo llevó sin duda el bar de barrio, afectado por el primer cierre total y la actividad intermitente durante las diferentes olas del Covid-19. El Casco Viejo y el Ensanche sostienen la embestida de la crisis derivada de la emergencia sanitaria y, de hecho, uno de cada cinco bares (el 21%) se concentra a día de hoy en esos dos barrios. El efecto, sin embargo, es más visible en la periferia. Sólo Aranbizkarra perdió 12 establecimientos hosteleros, y Sansomendi, 19, diez de ellos en el segundo semestre. Entre junio y diciembre del pasado año, Zabalgana se quedó sin nueve bares y Judimendi, sin media docena.

A pesar de que la cifra parece reducida en términos absolutos en comparación con los 1.388 bares y restaurantes con los que contaba Vitoria a finales de 2020, supone una pérdida de más del 5% de la actividad hostelera total de la ciudad en sólo un año. La proporción refleja la exposición y vulnerabilidad que sufrió el sector, sobre todo durante el pasado año, paliada sólo con las ayudas directas que impulsaron el Gobierno vasco, el Ayuntamiento y las facilidades para ampliar las terrazas para los negocios que disponían de ella.

El segundo semestre acentuó la pérdida de músculo hostelero, pero siempre al margen del Ensanche y el Casco Medieval, que resisten en una especie de oasis para el sector. El comercio, mientras tanto, conserva una tendencia que comenzó antes del estallido de la emergencia sanitaria, provocada en gran medida por el cambio de los hábitos de consumo y las compras online. De hecho, en la segunda mitad del pasado año, Vitoria perdió 18 tiendas, que suponen un 0,64% del total (2.789). La pandemia, eso sí, ha alterado algo ese declive. El informe da cuenta de los efectos en los diferentes sectores, donde la moda, el calzado y los complementos salen peor parados. El Ayuntamiento, de hecho, sacó la primera línea de ayudas específica para las tiendas textiles (300.000 euros).

El sector de la moda bajó 24 persianas durante 2020. El balance total, sin embargo, se equilibra en cierta medida con la proliferación de tiendas de alimentación (fruterías, supermercados y bazares), que parecían más estables al disponer de artículos esenciales. Lograron 11 establecimientos más que en 2019, mientras que en el caso de las droguerías y farmacias, el crecimiento se cifró en ocho locales. Por otra parte, los establecimientos están ahora más repartidos de forma geográfica, con un pequeño crecimiento en los nuevos barrios y un retroceso más pronunciado en el Ensanche, con 12 locales perdidos en un año.