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El deterioro avanza, si cabe más ahora con la pandemia, en el palacio de los Álava-Esquível, mientras que Tánger, propietario de esta casa noble del siglo XV enclavada en la calle Herrería, «aún no ha contactado con el Ayuntamiento para solicitar el proyecto ... de reforma», confirmó ayer la concejala de Territorio, Ana Oregi (PNV), en respuesta a una pregunta de Elkarrekin Podemos sobre el estado de esta construcción. La caída del techo de los trasteros del edificio registrada a principios de este curso supone «un añadido más», como alertó el portavoz del grupo morado, Óscar Fernández, al listado de problemas del inmueble, cubierto con una malla como medida de seguridad tras los desprendimientos registrados en su fachada en los últimos años. El Ayuntamiento cifró en 400.000 euros la reforma de este palacio que, si ya de por sí acumulaba una larga espera, se está demorando todavía más por culpa de la crisis del coronavirus.
El proceso se ha visto afectado por la paralización de plazos administrativos a causa de la pandemia. El Consistorio ordenó en su última resolución al municipio marroquí, en diciembre del año pasado, que iniciara las obras contempladas en el proyecto, según explicó Oregi. Ese plazo para la ejecución vencía el pasado 6 de abril, pero a consecuencia del estado de alarma los plazos están suspendidos desde el 14 de marzo y aún no se han levantado. La responsable de Territorio transmitió que están a la espera de ese momento para ejecutar los siguientes pasos. El expediente contempla «multas coercitivas» y actuaciones subsidiarias «si así lo estimamos pertinente desde la administración».
Las expectativas de que la ciudad norteafricana asuma la reforma «no son muy halagüeñas», confesó Oregi, que subrayó que insistirán en las comunicaciones y seguirán «empeñados» en dar solución pese a recordar que se trata de «un palacio privado con una propiedad ajena a la ciudad».
La comunicación entre las dos administraciones locales ha sido casi nula desde que Tánger se inclinó por ceder el inmueble al Gobierno de Marruecos para que éste hiciera lo propio con España ante el elevado coste que requería su rehabilitación.
El edificio sufrió el pasado enero, como expuso Óscar Fernández, la caída de los techos de los trasteros. Ana Oregi informó que ante el incidente acudieron los bomberos, que observaron una fuga de agua que ya estaba siendo reparada, y que tras una inspección de la arquitecta municipal «no se hallaron en la parte estructural patologías diferentes de las contempladas en el proyecto».
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