Fachada exterior del palacio Otalora-Guevara, en Zurbano. E. C.

El palacio de Álava premiado en Madrid por su rehabilitación

La Fundación Casas Históricas y Singulares de España ha concedido su galardón anual a la casona Otalora-Guevara en Zurbano. Un inmueble del siglo XVII restaurado por Ania Verastegui y Barbaros Tokel para acoger eventos

Viernes, 9 de junio 2023, 01:08

La Fundación Casas Históricas y Singulares de España ha concedido su premio anual a un proyecto con sello alavés. En concreto han reconocido el trabajo ... de restauración del palacio Otalora-Guevara, ubicado en Zurbano, llevado a cabo por Ania Verastegui Murga y Barbaros Tokel. La pareja se hizo con el inmueble en el año 2012 y ellos mismos se encargaron de realizar un intenso lavado de cara y de darle una segunda vida para dedicarlo a la realización de eventos. Ahora, esta organización sin ánimo de lucro ha estimado concederles el galardón por unas labores de rehabilitación «que recuperan un edificio singular para el futuro, lo salvan de la ruina y permiten su conservación». La pareja lo recogió el pasado 30 de mayo en una gala celebrada en el Hotel Wellington de Madrid.

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«Cuando adquirimos el palacio nos trataron entre locos y valientes», cuenta Ania Verastegui. «Nos dijeron que tardaríamos como mínimo cinco años en rehabilitarlo, pero lo hicimos en dos», añade orgullosa tras. Ella y Barbaros se encargaron de realizar todo el proceso hasta dar con el resultado final que deseaban. La casona del siglo XVII estaba «totalmente deteriorada». «Pusimos todo el cariño del mundo, sudor y también algunas lágrimas para transformarlo en lo que es a día de hoy», cuenta Ania, fundadora de la empresa de eventos Una vez en la vida.

Su principal objetivo era no desvirtuar la esencia de tan señorial edificio, que se encontraron con las paredes descascarilladas por el agua que había ido filtrándose durante muchos años y con la puerta principal llena de hongos a causa de la vegetación que la cubría. Quisieron mantener las estancias originales y dejar una imagen lo más auténtica posible. «Lo que ha sido imposible es mantener esa decadencia que también nos había enamorado», confiesa Verastegui.

Una de las estancias interiores del palacio. Desenfocados.

El Palacio Otalora-Guevara data del año 1.640, cuando fue construido por orden de Juan Otálora y Guevara, secretario del rey Felipe IV que residía en Madrid pero con orígenes vitorianos. Su uso original era el de acoger eventos y grandes bailes, curiosamente algo similar a lo que se dedica cuatro siglos después bajo el nombre de Mi Castillo de Arena. La casona perteneció a los condes de Villaoquina en el siglo XX y más tarde pasó a manos de la Caja de Ahorros Municipal de Vitoria. Hubo proyectos para darle una nueva vida pero ninguno prosperó. Hasta que aparecieron Ania, Barbaros y su sueño.

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En 2015 empezó a funcionar como espacio para bodas, fiestas temáticas, cumpleaños, actividades infantiles… y también allí se han celebrado fiestas de carnaval inspiradas en Venecia, Halloween y más recientemente talleres de yoga en el gran jardín con el que cuenta. El próximo objetivo de sus dueños es abrir un «ecobar kilómetro cero» para darle uso al espacio exterior con una amplia terraza en la que tomar algo. «El entorno es precioso, ideal», aseguran. «Pero estamos a la búsqueda de un cocinero, la cosa está complicada», deslizan.

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