Pablo Milicua toma durante este verano el Antiguo Depósito de Aguas en Montehermoso, con numerosas piezas integradas en muchos casos por 'collages' y acumulaciones casi barrocas de bisuterías, mosaicos, objetos diversos y hasta materiales desechados. Y es que el artista vitoriano, que llevaba un par ... de años sin acercarse con su obra a las salas de la ciudad, ha desplegado su 'Milicua Museum' (se inaugura a las 19.00 horas de mañana viernes, 14 de julio y estará abierta hasta el 1 de octubre).
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Colores y formas saturan los sentidos del espectador, que no va a encontrarse una sala de exposiciones «que es más como una catedral» con aspecto precisamente de vacío. El propio artista confiesa que no es fan de los minimalismos (ni decir de los que llegan al extremo) y la propia estética de sus obras, de un cierto barroquismo acumulativo, se refleja en el concepto expositivo.
La muestra se subdivide en diversas áreas. La primera se denomina 'Museum' y es «una especie de autorretrato y autobiografía» del autor nacido en Bilbao en 1960. Fotografías o retratos pintados «como una especie de ventrílocuo vasco, con un osito y una txapela, como si fuera un personaje de circo» o como un Van Gogh desorejado. En algunos casos, son obra de autores como el pintor y dibujante Mintxo Cemillán o Marcel.lí Antúnez, de La Fura dels Baus.
En la propuesta de Milicua hay objetos de su colección junto a diferentes obras que plantean todo un universo, o multiverso, personal donde no falta la icónica 'Motorino', una obra emblemática de la Colección Artium que creó en su estancia en Roma a mediados de los años 90. O piezas tan características de su trayectoria como un osito, un peluche cubierto de abalorios y mosaico que ha eleborado en cerca de 60 ocasiones. Tres de ellos, ya en corcho blanco y con dimensiones de cerca de dos metros y medio, como el que hizo para el deportista «Iván Helguera, futbolista que jugó en el Real Madrid y fue capitán de la selección española. Lo plantó delante de su casa».
'La Estatua de Sal' es una selección de obras que repasa la trayectoria de Milicua, con especial atención a sus objetos escultóricos y 'collages' pictóricos. Hay piezas en tres dimensiones que abarcan décadas, desde trabajos ochenteros con base de papel a los más recientes que incluyen una enorme cabeza de Marcel Duchamp.
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Por su parte, 'El Mar Interior' es una gran instalación de objetos encontrados y coleccionados: desde cráneos de animales a redes de pesca, pasando por figuras tipo Lladró, manos de muñecos, restos de un contenedor quemado o deshechos de casas modernistas de Barcelona desgastados por el mar y recuperados en la costa catalana.
«Es un poco una versión expandida del 'Petit Milicua Museum', que presenté en la sala Amárica en 1998», que puede verse en la sala, una especie de muestra portátil. Pero también hay vínculos con 'Más allá del fin del mundo' de 2000, en cuya construcción participó incluso alguno de los elementos que están ahora sobre el suelo del Antiguo Depósito de Aguas.
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«Es la idea de un museo propio, que las obras no sólo aparezcan como una colección que va contando mi vida a través del tiempo, sino que sea como una especie de paisaje interior. Así entendía estas piezas que hacía en el suelo», reflexionaba Milicua al explicar su obra a la concejala de Cultura, Sonia Díaz de Corcuera, en la presentación de la muestra.
Este conjunto forma una visión autobiográfica, al igual que los recientes 'collages' de pared, paisajes con referencias al arte renacentista y a la obra de El Bosco. «Son como puzzles», describe Milicua, que va acumulando trozos de fotografías en las superficies hasta que completa una visión apocalíptica o una mirada a más romántica los Alpes. Todo ello, repleto de detalles para espectadores que se tomen su tiempo de cara a apreciar los numerosos guiños repartidos entre los rincones de cada pieza.
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El concepto de 'Milicua Museum' es como un gran relato construido a base de microrrelatos y que actúan como piezas de un rompecabezas aún mayor, para plasmar de manera efímera medio siglo de vida. Los objetos recolectados en el transcurso del tiempo y desplegados de manera narrativa y escenográfica, han sido seleccionados de la realidad exterior en un proceso apropiativo de falsa arqueología cargada de una historia sedimentada.
En la exposición está incluida la obra de Pablo Milicua 'Relieve' que es propiedad del Ayuntamiento de Vitoria. Además de la institución local, han colaborado con cesiones de piezas el Artium, Museo de Bellas Artes de Bilbao o Fundación Vital, así como Joseba Abaitua, Ricardo San Segundo y Eva Fernández.
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