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Otorgan la pensión vitalicia a una vitoriana con fibromialgia pese a la oposición de la Seguridad SocialLa llaman la enfermedad silenciosa. Tan difícil de calibrar como de sanar. Sume al enfermo en un mar de fondo por el dolor físico y, ... en muchas ocasiones, también psicológico. Una vitoriana diagnosticada de fibromialgia en 2014 acaba de dar un paso de gigante que ayudará al colectivo alavés de afectadas. Tras dos años y medio de lucha con el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), un juzgado acaba de declarar su «incapacidad permanente absoluta derivada de una enfermedad común no laboral».
Por tanto queda excluida de volver a trabajar. La fibromialgia le obliga a moverse con muletas. Ya no puede levantarse o sentarse sin ayuda. Al tiempo que arrastra una depresión y ansiedad derivadas de sus dolencias físicas. En breve cumplirá 54 años y se empleaba como directora de un supermercado en la provincia.
Desde hace una década encadenó varias bajas médicas carcomida por el dolor. Hasta que hace dos años y medio solicitó de manera oficial la incapacidad absoluta, que sólo se concede en los casos más extremos. De primeras, el INSS denegó la petición hasta en dos ocasiones. Tras esos reveses administrativos, esta mujer acudió a la vía judicial mediante una demanda.
El quid de este litigio orbitó en si esta mujer diagnosticada de fibromialgia estaba a o no capacitada para continuar en su puesto de trabajo. Desde el INSS defendían que era perfectamente «apta» para continuar con su labor puesto que no precisaba de esfuerzos físicos relevantes.
Para este tipo de pulsos suele tirarse de un test llamado de los 18 puntos gatillos, consistente en dar una puntuación según la movilidad y dolor en zonas muy concretas. Pero ella presentó otro medidor desarrollado por Osakidetza. El cuestionario de la sanidad pública tilda una fibromialgia grave o severa a partir de una puntuación de 59 puntos. La demandante obtuvo «105 puntos». Un perito de esta parte declaró en el juicio que ese nivel suponía «una barbaridad» y lo equiparó a los 18 puntos gatillos exigidos por la Seguridad Social para validar las incapacidades.
Es a partir de ahí donde la sentencia del magistrado del Juzgado de lo Social número 3 de Vitoria, Ignacio Sánchez, cobra un interés especial. Porque la empresa para la que trabajaba esta mujer había señalado que su plaza era eminentemente mental y anecdótica en el terreno físico. Pero un informe psiquiátrico presentado por Nerea Morales, abogada de la demandante, ya aseguró que su «situación psicológica era tan incapacitante o más que las limitaciones físicas» arrastradas desde hace años. A su vez, otro perito incidió en que «la carga mental que requerían sus funciones era incompatible con el cuadro clínico mental» de la demandante.
El juez Sánchez valida esta idea. Es decir que pacientes severos de fibromialgia tienden a padecer problemas de ansiedad o depresión provocados por sus limitaciones. Y en este caso bajo su lupa, lo considera un motivo más y no sólo una consecuencia para dictaminar que esta antigua directora de supermercado ya no es apta para volver a su puesto o a cualquier otro.
De esta manera, estima la demanda y declara su «incapacidad permanente absoluta derivada de enfermedad común no laboral». Condena al INSS a que reconozca este estado y a que abone a esta mujer «una pensión vitalicia equivalente al 100% de su base reguladora desde el cese en la empresa». Cobrará un sueldo de 2.400 euros mensuales.
La sentencia puede recurrirse al Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV). Aunque aún no hay constancia de que hayan dado el paso ni el INSS, ni la sociedad para la que trabajó ni la mutua que llevó su caso.
Alrededor de 10.000 alaveses sufren dolores presuntamente asociados a la fibromialgia. La inmensa mayoría, además, son mujeres con edades comprendidas entre los 30 y los 50 años. Se cree que un porcentaje muy elevado de estas personas todavía no ha sido calificado con esta enfermedad debido a su complejo diagnóstico médico.
Generamente, estas personas sufren dolores –de cabeza o de articulaciones concretas– alargados en el tiempo y con una intensidad irregular. Unos días apenas pueden moverse; otros se convierte en una molestia. Ese carácter guadiana dificulta hasta el extremo cualquier evaluación facultativa. Algunos estudios médicos sitúan cerca de las «900.000 personas» el número de posibles afectados en el conjunto de España.
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