La OTA concentra la mitad de las multas en Vitoria y los radares cazan a 31 coches al día

Por poner en perspectiva esa cifra global, cada día se registraron 166 infracciones. Y si bien a primera vista puede resultar un número muy elevado, lo cierto es que la capital alavesa mantiene el pie en el freno y sigue dibujando una curva descendente iniciada hace una década, cuando el curso se cerró con casi 85.000 multas a conductores. «Es positivo que sigan bajando. Creo que hemos mejorado al volante, somos más responsables. Pero que haya esos valores revela que la mejoría sigue siendo insuficiente», apunta Venancio Ogueta, responsable de RAC Vasco-Navarro en Álava. Porque el ritmo en lo llevamos de año supondría un nuevo descenso, aunque ligero.

Aunque eso, por ahora. Todo dependerá de lo que ocurra a partir del 1 de junio. En ese momento se estrenarán, según las previsiones que maneja el Ayuntamiento, las nuevas zonas de la OTA en Adurza, San Cristóbal, Judimendi y Arana. Sumarán 3.300 nuevas plazas. ¿Por qué puede revolucionar los datos? Porque si nos fijamos en los barrios en los que más multas hay, el estacionamiento regulado es el principal motivo de las 'recetas'. Por ejemplo, en Coronación concentra el 85% y en El Ensanche, el 65%.

Para entender esas cifras hay que fijarse en los hábitos a la hora de desplazarse. Y es que uno de cada tres vitorianos, según el macroestudio del Gobierno vasco, sigue prefiriendo el vehículo privado en su día a día. Un tráfico que explica en gran medida que los once radares colocados en distintos puntos de la ciudad, algunos definidos como 'Zonas 30', saltasen el año pasado en 11.287 ocasiones. O lo que es lo mismo, los velocímetros cazaron a 31 conductores al día.

«Los límites de velocidad están para algo. Que la gente los supere es un desprecio a la norma y al resto de usuarios. Y con todo, creo que ahora conducimos a velocidades más moderadas que hace unos años», sostiene Ogueta. La mitad de ellos fueron sorprendidos por los radares móviles, esos vehículos camuflados o trípodes que van rotando su ubicación por la ciudad.

A la lista hay que sumar también los 3.386 que no respetaron las normas de tráfico, como saltarse los semáforos en rojo, y los cerca de 2.000 que infringieron las obligaciones del conductor, entre las que destaca el no ponerse el cinturón o estar usando el móvil. Pero además hay que incluir las sanciones a los 623 conductores que conducían bajo los efectos del alcohol o drogas.

Que la cifra resulte tan baja se debe en gran medida a que estas infracciones se detectan principalmente en campañas que realizan sobre todo en fechas señaladas la Policía Local. En la última actuación en esta Semana Santa, la Policía Local realizó 306 test, con nueve positivos. «Todavía somos incapaces de tener cuidado. El año pasado, el alcohol fue el motivo del 28% de los accidentes mortales. Es una barbaridad», alerta.

La tramitación de esas casi 60.000 infracciones tienen un impacto directo en las arcas municipales. El año pasado Vitoria ingresó 3,9 millones de euros. Y aunque la mitad de las multas fue debido a la OTA, el bajo coste que supone a los conductores anularlas (6,30 euros según la ordenanza de este año) hace que el montante apenas superase el medio millón de euros. A la cabeza de esta lista están las sanciones por mal estacionamiento que se tipifican como graves (200 euros) y que superaron los 1,3 millones de euros. Cerca del millón se quedaron las de velocidad, que oscilan entre los 100 y 600 euros.

No obstante, la cifra podría haber sido mayor. Y es que casi 5.000 expedientes sancionadores recurridos por los conductores fueron finalmente anulados. Por cierto, en su práctica totalidad relacionados con la OTA. Esa retirada se traduce en casi 300.000 euros no ingresados.