Osakidetza reconoce hasta 11 meses de retraso en los cribados de cáncer de mama

Estos plazos tienen que ver con el propio funcionamiento del programa de cribado de cáncer. Va por rondas y cada una dura dos años. Es el tiempo establecido desde que una mujer es sometida a una prueba para detectar si tiene un tumor en el pecho hasta que se le efectúa la siguiente. En el caso de Vitoria, Bilbao, Barakaldo y Sestao hay que sumar casi un año más. Algo que desde Osakidetza, además de las demoras arrastradas por la pandemia, atribuyen al proceso de sustitución de mamógrafos que se ha llevado a cabo durante el pasado ejercicio y que ha afectado en mayor medida a estas zonas sanitarias.

Estos son algunos de los datos que figuran en una respuesta parlamentaria firmada por la consejera Gotzone Sagardui a una pregunta relativa a las listas de espera existentes en este programa de detección precoz realizada por María Garde, de EH Bildu. En su contestación la titular de Salud destaca que este cribado «ha ido recuperando paulatinamente la actividad» una vez superada la situación pandémica. Y lo ha hecho hasta el punto de que durante los primeros once meses de 2022 se enviaron 172.156 invitaciones a mujeres vascas, un 22% más que en el mismo periodo del año anterior. También se ha extendido al horario de tarde la realización de mamografías en algunas OSI donde estas pruebas solo se practicaban por la mañana. «Para un programa bienal y a fecha 1 de diciembre, el 73% de la población diana está siendo citada en menos de 26 meses», indica Sagardui en su respuesta. Esto es dos meses por encima de los dos años establecidos en el programa de este cribado para tres de cada cuatro vascas. El 27% restante tiene que esperar más.

La consejera añade que si estos tiempos no se han reducido más es porque durante el último ejercicio «se ha procedido a un cambio tecnológico de calado en los equipamientos, sustituyendo mamógrafos con tecnología 2D por otros de última generación con sistema 3D». Estos dispositivos, prosigue, tienen una «mayor capacidad de detección diagnóstica», pero su implantación ha acarreado «paradas en el proceso de recuperación de la actividad».

En Euskadi el cáncer de mama es el tumor maligno más habitual entre las féminas y también el que causa más fallecimientos. El pasado año murieron 328 vascas a causa de esta enfermedad. En los últimos cinco años fueron 1.622, según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística.

Osakidetza puso en marcha en 1995 el programa de detección precoz de esta enfermedad. Está dirigido a todas las mujeres de entre 50 y 69 años, así como a las de 40 a 49 con antecedentes de primer grado (madre, hija, hermana). El sistema de citación es por carta y un SMS. En ellos se les indica ya el lugar, la fecha y la hora a la que se pueden presentar para someterse al examen.

El orden de llamada lo determina la dirección donde viven y se establece por rondas, de manera que todas las mujeres que residen en una zona sanitaria sean citadas cada dos años. Con este sistema se puede dar la circunstancia de que una vasca sea llamada justo a comienzos del año que cumple 50, porque en ese momento toca realizar la prueba a las de su calle, mientras que otra de la misma edad que vive en una zona próxima puede tener que esperar hasta los 52, porque la vuelta ya ha pasado por su vía y hasta dentro de casi dos años no le vuelve a tocar. A estos tiempos en Vitoria, Bilbao y Barakaldo hay que sumar los once meses de retraso que reconoce la consejera en estas organizaciones.

Desde la puesta en marcha de estos cribados en 1995 y hasta el pasado 30 de junio Osakidetza había emitido 3 millones de invitaciones, por medio de las que ha realizado 2,4 mamografías. Estas pruebas han permitido identificar de forma temprana 11.708 carcinomas, el 17% de todos los tumores de este tipo detectados en Euskadi durante estos años. El pasado 2021 fue el año que más cánceres de pecho se descubrieron con este rastreo: 687. Entonces Osakidetza localizó la enfermedad en una de cada 164 mujeres que se sometieron a una radiografía de la mama.

Este programa y el avance de los tratamientos han logrado que la supervivencia para este cáncer sea de las más altas en lo que a tumores malignos se refiere. Según la Sociedad Española de Oncología Médica, asciende al 85% cinco años después del diagnóstico.