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Asier Latorre y Pablo Martín son dos vitorianos de 17 años que representarán al País Vasco en las próximas Olimpiadas de Biología. Ambos estudian Bachillerato científico en el colegio San Viator y serán –junto con otro joven de Bilbao– los abanderados de Euskadi en ... la fase nacional de esta competición, que se celebrará del 26 al 29 de marzo en la capital vizcaína.
«Es una responsabilidad porque estás representando a todo el territorio», explica Latorre, orgulloso por este «mérito que va a quedar para siempre en el currículo, un 'bonus' que mucha gente no tiene». Su compañero va más allá y añade que no sólo acuden en nombre del País Vasco a las Olimpiadas «sino también del colegio». No ha sido tarea fácil para ninguno de los dos llegar hasta la prueba nacional ya que para clasificarse tuvieron que superar dos pruebas con los contenidos de Bachillerato. Martín reconoce con modestia que «muchas veces tiramos de lógica» y recuerda que «no salimos pensando en pasar de fase».
Una vez superada la primera prueba, los jóvenes compitieron de nuevo en un examen de carácter práctico. «Nos dieron información de cómo iban a ser las pruebas y los días anteriores estuvimos repasando ese temario», asegura Latorre. Una estrategia que les permitió hacerse con la plaza que en poco más de un mes defenderán en la vecina Bilbao. Con el hueco asegurado en esa fase nacional de las Olimpiadas de Biología, Martín apunta aún más lejos: «Si hay posibilidad de pasar al internacional se intentará». Los cuatro primeros viajarán a Nagasaki (Japón) y los cuatro siguientes pelearán en la competición iberoamericana, en Costa Rica.
Qué pasará después, cuando les toque decidir su futuro tras el Bachillerato, también es una incógnita. Latorre se encuentra ante el dilema de estudiar Medicina o el doble grado en Bioquímica y Biología molecular. Ambas carreras tienen una nota de corte por encima del 12 –de 14 posibles– aunque, admite, «no creo que tenga problema para entrar en esas carreras, salvo que haga mal la EBAU, pero estoy bien encaminado». Martín se halla en una situación parecida. «Quiero hacer Medicina si me da la nota», dice este hijo de médicos convencido de que «hay que ser positivos y creer que tienes posibilidades».
Ambos jóvenes le están muy agradecidos a su profesora Noemí Gómiz, «la mejor, de las mejores que he tenido», sostiene Latorre. Su compañero comparte su idea ya que «aunque meta caña luego se agradece porque te aprendes mejor la lección. Y, además, nos ayuda a ser mejores personas».
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