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Siete días en un complejo vacacional en el que ocho mujeres se alojan. Todas lo hacen en un momento «crucial» de sus vidas. Allí, en ese resort ambientado en la isla de Delfos tratarán de buscar respuestas y decidirán si toman un cambio de rumbo. ... Ese es el punto de partida de 'Oracle Island', una pieza de teatro experimental y nuevos lenguajes que aborda temas como la construcción de la identidad o la relación entre los seres humanos y la tecnología. La propuesta de Parasite Kolektiboa, con dirección de Marina Suárez, se estrena en el Teatro Jesús Ibáñez de Matauco este jueves 22 de febrero (19.30 horas, 15 euros) con la propia Suárez como protagonista junto a Helena Wilhelmsson y Hannah Whelan.
«La espectadora y el espectador los imaginamos como huéspedes, gente que acude a la isla», apunta Whelan, que lleva más de una década en la compañía Parasite tras pasar por otras como la británica Zecora Ura Theatre. En esta ocasión Whelan se mete en la piel de hasta seis personajes. De los otros dos se encargan Wilhelmsson -conocida sobre todo por sus trabajos como bailarina en Proyecto Larrua- y Suárez.
'Pracle Island' En el Teatro Jesús Ibáñez de Matauco. A las 19.30 horas. 15 euros (con descuentos habituales, menores de 30 años a 7,5 euros).
Con esta propuesta «poco convencional», como la definió Marta Monfort, responsable de la red municipal de teatros, se estrena el ciclo JIM Aktual. Esta pieza, además, es una expansión de una pieza corta que se pudo ver en la convocatoria Off Lokal. Entonces, en lugar de un resort en el escenario del centro cívico Hegoalde se eligió una lonja del Casco Viejo que se había decorado para representar una habitación de hotel. Trasladarlo a un escenario más amplio les posibita «jugar con interiores y la presencia de la naturaleza», ya que se sitúa en una isla volcánica.
De hecho reconocen la influencia de una serie de éxito que trata a la hora de idear este montaje. «Nos inspira en concreto 'The White Lotus' y su exoticismo», resaltan acerca de la producción que retrata las vacaciones de unos huéspedes de clase alta en un complejo idílico en el que se suceden numerosos conflictos personales.
La atmósfera de esta pieza es «seductora y pesadillesca», como se lee en el programa de mano. Con humor al igual que en la pieza originaria abordan dicotomías y contradicciones de nuestro tiempo. Por ejemplo, a partir de ciertos discursos acerca de la necesidad de encontrarse a uno mismo y viajar a un lugar remoto. «Nos hacemos preguntas sobre nuestro autoconocimiento y a la vez tenemos dispositivos a los que podemos hacer preguntas directamente y que responden de una manera cada vez más precisa», señala Whelan para ejemplificar como una reflexión acerca del poder de la tecnología está presente en esta obra. La escenografía corre a cargo de Tripak mientras que el diseño sonoro y de iluminación lleva el sello de Patxi Suinaga y Beñat Gorroño, respectivamente.
A su vez traza una analogía entre los oráculos que vienen de siglos pasados y los buscadores de Internet, a los que recurrimos habitualmente. «La respuesta no es tan clave como la interpretación que le damos». Acerca de la reacción del público, Wilhelmsson plantea que tendrá «mucho en lo que pensar más que salir con preguntas».
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