Habrá notado, ávido lector, que se acercan elecciones al Parlamento vasco. No solo porque el ambiente está revuelto, que vaya si lo está, sino porque algunos partidos -conscientes del desequilibrio que supone que Álava tenga 25 parlamentarios- han recordado que el País Vasco tiene tres ... provincias y que rascar unos votos por aquí les puede permitir seguir gobernando, invirtiendo e innovando por allá. Les sucede a muchos políticos, especialmente a los que llevan 40 años de gobierno casi ininterrumpido.
Publicidad
Pero hete aquí que de vez en cuando se cuela alguna idea buena entre todas las ocurrencias y melonadas que, para llenar los programas electorales, se escriben con el mismo rigor con el que se redacta la carta a los Reyes Magos o al Olentzero. La última ha partido del candidato del PNV a Lehendakaritza, el hombre que ha hecho una enmienda al mismísimo lehendakari Urkullu y se presenta como fuerza nueva dentro del partido de las leyes viejas. El ínclito Imanol Pradales ha solicitado con vehemencia al 'pérfido' Gobierno de España la entrega inmediata del aeropuerto de Foronda para que lo gestionemos desde aquí, desde una 'Euskal aena' que le de brío y sentido a un aeródromo que vive de la subvención a las aerolíneas de bajo coste y, afortunadamente, del transporte de mercancías.
Lo de Foronda es verdad que trae tela. Los motivos son varios. Por un lado, por la presión celosa de los bilbaínos para evitar lo que ellos piensan que es perder terreno con Álava. Como si nuestra provincia pudiese hacer sombra al 'Gran Bilbao' y su territorio. Sucedió algo similar en el siglo XIX con el ferrocarril y la apuesta de la Cámara de Comercio de la Villa por Miranda como nudo de conexión en detrimento de Vitoria. Uno, optimista por naturaleza, quiere pensar que esas cosas ya se habrán superado.
Pero hay otra parte de lo que sucede con nuestro aeropuerto que tiene que ver con nosotros. Para empezar, en Vitoria no hay demanda suficiente para mantener vuelos regulares a Madrid o Barcelona. Por la tipología de nuestra población, repleta de funcionarios y asalariados, hay pocos emprendedores que justifiquen vuelos laborales. Por eso, y no por ninguna otra razón, desde Vitoria solo funcionan los viajes vacacionales. Por lo tanto, parte de la frustración alavesa con su flamante Foronda viene de una sobrevaloración de quiénes y cómo somos. Y cuando alguien se sobrevalora, no acepta la realidad.
Publicidad
Aprovechando ese sentimiento de agravio permanente que tanto nos pesa y frena a los alaveses, el candidato del PNV propone ahora que Foronda sea el primer aeropuerto en ser transferido al Gobierno vasco y convertirlo en una terminal de vuelos transoceánicos. La idea no es nueva ni mala. Aunque faltan por concretar algunos aspectos. Por ejemplo, que si a Foronda no llegan pasajeros de conexiones aéreas con otras cabeceras no podrá funcionar nunca como puerta de intercambio con América. Y para tenerlas, entraría en competencia directa con Loiu. Y eso sí que es un jaleo para quienes proponen la iniciativa.
Pero para avanzar nos hemos de dejar todos de provincialismos, quitar la boina y entender que en este mundo cosmopolita tenemos que sumar y competir juntos o seguiremos perdiendo competitividad. O dicho de otra forma, que Foronda se convierta en la terminal internacional de Loiu y se denomine aeropuerto Bilbao Sur. Al fin y al cabo, no cuesta mucho más tiempo llegar desde Vitoria a Termibus que hacerlo desde el aeródromo vizcaíno. Y superando celos y envidias, ganaremos todos.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.