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Las gasolineras alavesas encaran el tramo final de las vacaciones estivales con «mucho trabajo», casi sin tiempo para pensar en un otoño, con la vuelta a la rutina en unas circunstancias económicas poco halagüeñas, que prevén «complicado». «Es un verano de los de antes», retratan ... en diferentes estaciones de servicio que salpican el territorio, donde estas semanas perciben «el mismo movimiento» en sus surtidores que en el 'normal' 2019. Incluso algo más en aquellos puntos de repostaje situados en ubicaciones estratégicas, como las transitadas AP-68 o AP-1, donde miles de vehículos pasan a diario. La vuelta a la carretera después de dos años con los viajes muy limitados y, sobre todo, la recuperación de la 'Operación Paso del Estrecho' tras ese tiempo en blanco -en 2020 por la pandemia y en 2021 por la crisis diplomática abierta entre España y Marruecos- son las principales razones de este positivo balance en un contexto nada sencillo, con la inflación desbocada y el precio del combustible disparado.
«Tenemos muchísimo trabajo, más que los años anteriores a la pandemia, claro, pero también un poco más que en 2019», cuentan desde uno de los puntos de repostaje que Repsol posee a la altura de Altube. Allí esperaban «movimiento» durante el periodo estival aunque julio -el mes fuerte para la mayoría de las gasolineras- ha superado sus expectativas. «Todo el mundo en general tenía estas vacaciones ganas de salir y quien no se va a un hotel pasa al menos unos días en el pueblo», explican. Y muchas de esas personas optan por el coche para moverse aunque cada litro que entra en su depósito les salga hoy por unos dos euros en Álava. De media, un 50% más caro que hace un año. «Obviamente se tiene el coste de la gasolina en cuenta pero, si se quiere viajar, no queda más remedio que llenarlo. Y con el descuento de veinte céntimos -activado en primavera y en vigor hasta final de 2022- se compensa un poco», argumentan en otra estación de la misma marca en Lopidana que estas últimas semanas ha trabajado «mejor» que antes de la doble crisis, la sanitaria y la energética.
Entre esos conductores que han dado este verano un empujón a las ventas en las gasolineras alavesas destacan quienes atraviesan la Península hacia el Estrecho, una operación que en su reactivación después de dos años suspendida mueve a más de 3 millones de magrebíes en tres meses (del 15 de junio al 15 de septiembre). «Se nota mucho que han vuelto y también hay bastante portugués», coinciden en las estaciones de Cepsa en Murgia y Repsol en Lopidana, dos puntos clave para estos clientes en su camino de ida y vuelta de África. Su regreso lo certifican las retenciones kilométricas -este mismo jueves se repitieron de nuevo- o el hotel Ruta de Europa, con «muchísimo flujo» de estos huéspedes en su recepción. «Junio y la primera mitad de julio fueron como un año normal pero desde finales del mes pasado se empezó a notar más gente... y en agosto estamos por encima de 2019», apuntan desde este alojamiento.
En las gasolineras que surten desde el casco urbano o algunos pueblos del territorio no se han beneficiado tanto del tránsito de viajeros aunque todas, incluidas las estaciones de servicio a pie de carretera, miran con recelo al final del verano. «No sabemos qué pasará cuando acaben las vacaciones y volvamos a la normalidad del trabajo, el colegio...», deslizan en un punto de repostaje de Repsol en Altube. Entonces, temen, los hogares se apretarán el cinturón hasta el último agujero. «El otoño se presenta complicado», auguran.
El positivo verano que experimentan las gasolineras alavesas, especialmente las situadas al paso de carreteras de enorme tránsito, como la AP-68 o la AP-1, no se asomaba nada alentador hace sólo unos meses. Sin ir más lejos en el calendario, las ventas en las estaciones de servicio estaban contenidas en junio, cuando el consumo de gasóleo A creció en el territorio un 0,12% respecto al año anterior (44 toneladas más en los depósitos) y el de gasolina sin plomo 95 se redujo un -3,24% en el mismo periodo (86 toneladas menos salidas de sus surtidores), según las últimas cifras que ofrece la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores).
La previsión es que la estadística oficial confirme lo percibido por las gasolineras desde entonces y su negocio haya aumentado a partir de julio, con miles de conductores de camino a sus vacaciones y «mucho trabajo» en los surtidores. Su salida a la carretera coincidió, además, con una bajada del precio del combustible en Álava. Tímida, eso sí, pero un alivio en cualquier caso para los bolsillos tras un año marcado por el encarecimiento de la vida. El coste de la gasolina, sin embargo, se encontraba el mes pasado un 41,2% (el litro se situó a 2,02 euros de media) y el del diésel, casi un 53,5% (1,98 euros) por encima de lo que se pagaba en ese mismo periodo de 2021.
Los números que manejaba el Ministerio de Transición Ecológica un mes antes, en junio, a punto de iniciar las vacaciones estivales, colocaban a las estaciones de servicio alavesas entre las más caras de su entorno. Los conductores se dejaban más dinero en los surtidores de esta provincia que en los situados en Bizkaia, Burgos o La Rioja aunque la palma se la llevaba Gipuzkoa.
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