![Olentzero y Mari Domingi llenan Vitoria de sonrisas e ilusión](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202212/24/media/cortadas/olentzero-vitoria-U19042875629Y1C-U19064218168AxB-1248x770@El%20Correo-ElCorreo.jpg)
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S. CARRACEDO
Sábado, 24 de diciembre 2022, 17:54
Olentzero y Mari Domingi recorrieron esta Nochebuena unas calles de Vitoria repletas de vitorianos pequeños y grandes. Miles de niños y sus familias salieron de sus casas para ver de cerca la comitiva del popular carbonero que partió del centro cívico Iparralde para recorrer Portal ... de Legutiano y las calles Francia, La Paz, Olaguíbel y Mateo Moraza y finalizar por primera vez en una abarrotada Plaza de la Virgen Blanca.
Desde lo alto de la Balconada de San Miguel, Mari Domingi y Olentzero saludaron a los vitorianos y cantaron sus respectivas canciones antes de retirarse para afrontar su día de mayor trabajo del año, no sin antes prometer que pasarían por todas las casas de Vitoria para repartir regalos.
Minutos antes del comienzo del espectáculo los sonidos de los cuernos de los Joaldunak, los personajes del carnaval navarro, ya vaticinaban una jornada mágica y festiva. A las seis en punto, comenzó la cabalgata con el grupo Judimendiko Joaldunak, encabezados por una ikurriña que portaba el lema de Euskaraldia 2022 'Hitzez ekiteko garaia' (tiempo de actuar con la palabra). Tras ellos, las trikitixas y los panderos, los Gigantes y Cabezudos, lecheras, gaiteros de la Academia Municipal de Folklore de Música, la fanfarre Biotzarrak y Akelarre Txaranga pusieron las notas musicales y de color a la larga comitiva con villancicos de aquí y de allá y canciones tradicionales. Pero la sección musical también tuvo versiones más recientes de villancicos como las que sintonizaba la megafonía de la carroza de Gargantua.
Pastores, un puñado de sorginak y personajes mitológicos como Mari o Tartalo atrajeron las miradas de los más pequeños. «Jolasten dute, onak dira (son buenos, están jugando», explicaba Mari a varios niños que miraban con cierta precaución en la acera a los dos gigantes y atemorizadores personajes. Después fue el turno de los leñadores y los txistularis con su solemnidad. Una txalaparta portátil acompañada de albokas aportaron los sonidos musicales más ancestrales. Los dantzaris mostraron la vistosidad de sus danzas con una vestimenta muy particular y las herboleras, con su marmita mágica, llenaron el recorrido de cierto humo con un extraño olor que no pasó desapercibido.
Los traviesos Galtzagorris, con sus trucos y fuegos, pusieron la chispa al particular desfile. Aunque fueron las tres últimas carrozas las que más miradas atrajeron. Mari Domingi, desde la primera, saludó a izquierda y derecha sin cesar. En la segunda, Olentzero hacía lo propio, este año, con su pipa en la boca bien visible, tras la retirada hace meses de las mascarillas en espacios abiertos. «¡Olentzero!¡Olentzero!», fue el grito más repetido por los pequeños, apostados al paso del carbonero.
Aupado a hombros de su padre y ataviado con su traje tradicional y txapela, el pequeño Beñat, de apenas tres años, no articulaba palabra al tiempo que le surgían unas tímidas lágrimas de sus ojos. «Se emociona un montón», confesó su madre mientras le secaba las gotas de sus mejillas. El carrusel de emociones llegó a su colofón con la alegría de los caramelos que volaron a ambos lados del recocorrido desde la tercera y última carroza.
El cierre en la Virgen Blanca favoreció al espectáculo que se llevó a cabo con la participación de Arabako Dantzarien Biltzarra, Ikastola Olabide, Indarra, Kalez Kale; y con la colaboración de Autolasa. La magia del Olentzero y Mari Domingi hizo el resto.
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