Olárizu abrirá un parque de aventura con 8 circuitos de tirolinas el próximo verano

Los 'chutes' de adrenalina estarán garantizados para todos. Y es que el parque, como refleja el proyecto municipal al que ha tenido acceso EL CORREO, se dividirá en 2 partes, con 4 recorridos infantiles y otros tantos para mayores de 11 años y adultos; todos de dificultad progresiva. En el bloque de los pequeños habrá toda suerte de retos; desde cruzar 'champiñones' de madera, un puente nepalí o tablas oscilantes hasta trepar por un rocódromo, caminar por una red o colgarse y arrojarse desde una tirolina de 35 metros. Un túnel suspendido, el 'Snake' (circuito en altura con forma serpiente), salto de hamburguesas con liana... ¿Quién dijo vértigo?

Con una dificultad mayor, los itinerarios para chavales y adultos incluirán también un amplio catálogo de juegos 'enganchados' a los pinos: travesía de red móvil, puente de zunchos, trapecios, anclas suspendidas, cuerdas en 'U', diferentes tirolinas de entre 19 y 60 metros de longitud... Y hasta una particular 'tabla de surf' que se desplaza sobre dos cuerdas paralelas.

El parque se enmarca en el plan del Gabinete Urtaran para convertir Olárizu en hito del ocio del Anillo Verde –junto a un coliseo 'green', un laberinto vegetal, etc–. Eso sí, aún debe superar algunos escalones en su tramitación. El Centro de Estudios Ambientales tiene pendiente dar luz verde a la licitación de la instalación y gestión, a la que podrán optar las empresas. Se destinarán 120.000 euros a un contrato por 3 años con la apertura prevista el próximo junio. Se plantean precios de entre 15 y 18 euros por entrada.

Con juegos de ocio de montaña al estilo de los recintos Hontza Extrem (Otxandiano) o Irrisarri Land en Navarra, el parque de Olárizu deberán gestionarlo varios monitores expertos. Los juegos y tirolinas se instalarán en los ejemplares arbóreos de hasta 24 metros de alto del pinar (un análisis fitosanitario ha constatado que son «aptos»). Se contará con el sistema de seguridad 'línea de vida continua', a la que el usuario se asegura con un crochet en su arnés y va pasando a través de matrices sujetas con eslingas a los troncos, de modo que permanece asegurado en todo el circuito, con una polea para poder progresar por las tirolinas, y también 'puntos de escape' para evacuar rápido a los usuarios en caso necesario.