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Jarras bien cargadas de cerveza, música germana y diversión entre amigos. El Oktoberfest estrenó la semana pasada sus barriles de oro líquido en Vitoria. Lo hizo desde el jueves hasta ayer, cuatro días festivos en los que la ciudad terminó tomando sabor alemán. El ... Iradier Arena fue el lugar elegido para vivir esta fiesta, donde ahora los bancos van poco a poco recuperándose de la resaca que provocan las farras típicas de esta feria.
Otro ambiente, sin embargo, fue el que se vivió en la despedida de ayer. Más tranquilo, donde el vermú de los domingos dio paso a la cerveza. «Ya que no vamos a Múnich, venimos aquí», bromeaba María Fernández. «Ufff, medio litro... Un tercio ya me parece mucho», reía ella, que brindó junto con su marido, José Antonio Sánchez. «Vengo de hacer el Anillo Verde y tenía hambre», añadía él, antes de hincarle el diente al plato de salchichas, porque también hubo comida alemana.
Ni gota, sin embargo, de la cerveza tostada, una de las grandes ausencias ayer para los asistentes más rezagados. Y es que los litros de esta bebida oscura corrieron desde la primera noche, coincidiendo con el jueves universitario. «Hemos traído unos 15.000 litros de cerveza –rubia, tostada y de trigo– y se han bebido alrededor de 7.000. Ha triunfado la tostada, que se gastaron el segundo día los más de 2.000 litros», apuntaban los organizadores, que calificaban de «éxito» este estreno.
Aunque las reservas seguían cargadas de cerveza rubia, con la que brindaron Ruth Hernández y Héctor Rodríguez. «Veníamos con la intención de probarlas todas, así que el año que viene estaremos aquí desde el primer día», confesaban.
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