Cuando concluyan las obras que se están haciendo en todo el centro de Oion, el Ayuntamiento tiene previsto restringir el acceso con coches y camiones al casco histórico. Según ha explicado el alcalde, José Manuel Villanueva, está «previsto un acceso en la calle de las ... Ánimas y ya está funcionando el de la iglesia». Por esa zona solo podrán circular peatones y vehículos autorizados y se colocarán dos bolardos retráctiles para garantizar la limitación de usos.
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El sistema permitirá el paso de los vehículos de emergencia, que «disponen de un mecanismo que franquea automáticamente el paso a la zona vedada a bomberos, Policía y ambulancias», añadió el alcalde. También se permitirá el acceso a la zona peatonal de los vehículos de transporte de personas con problemas de movilidad, «aunque ahora mismo no hay ningún usuario», explicó el alcalde.
Cuando la reforma del casco histórico esté concluida, solo podrán entrar a la zona peatonal los coches particulares que tengan garaje en el área restringida. Para eso, «tendrán que solicitar un vado y se les dará un mando para que puedan entrar y salir por la zona del sindicato LAB, pero no van a poder aparcar en la calle, como se hace ahora», aclaró Villanueva. Los vecinos que necesiten entrar en la plaza temporalmente para trasladar a personas con problemas de movilidad, «también tendrán que pedir un vado y tener un mando mientras dure la situación».
Los camiones que hagan reparto en la hostelería y tiendas de la zona, tendrán dos áreas de aparcamiento desde las que podrán hacer las tareas de carga y descarga. «En la plaza del antiguo edificio de La Taconera y detrás de la iglesia, pero tendrán que entrar con una carreterilla manual para hacer el reparto», añadió el primer edil.
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Uno de los motivos que ha impulsado al Ayuntamiento de Oion a restringir el acceso a la zona peatonal es que «el pavimento estaba roto porque entraban camiones». El deterioro incluso ha llegado a afectar a los servicios soterrados, que también se van a renovar. Pese a las precauciones que se avecinan para proteger el nuevo suelo, el casco histórico seguirá permitiendo el paso de vehículos pesados en momentos puntuales, como las fiestas. «Las orquestas podrán hacer la descarga en la plaza porque a menudo vienen con trailers». Se trata de equipos grandes y pesados que no se pueden transportar a mano desde las zonas de carga y descarga. De todas formas, «la intención es que el nuevo pavimento tenga la mayor duración posible», añadió Villanueva.
El proyecto costará casi 900.000 euros y cuenta con 500.000 euros de financiación a través del Plan Foral de Obras. Reurbanizará las plazas Mayor y San Vicente y las calles Mayor, Baranda y Ánimas. También se pretende resolver el desnivel entre la plaza y la calle Baranda. Una medida similar servirá para conectar la calle Mayor con la plaza San Vicente. Junto a la renovación del pavimento, también se actuará en las canalizaciones de suministros dañadas por el paso del tiempo.
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