«Ofrecí a los críticos que se integraran y muchos lo han hecho, algo se han calmado las aguas»

– En Egibide no sólo hay católicos.

– Hay variedad de culturas y religiones en el centro, y tiene que seguir habiéndola. Ni siquiera el claustro es sólo de cristianos, pero la identidad es una empresa católica. Tiene que haber unos mínimos que efectivamente se respeten. Y tiene que cultivarse desde la teología católica en la formación de profesores. Esto es incómodo, pues sí, pero lo contrario sería traicionar el ADN.

– ¿Plantea clases de Religión, obligar a acudir a misa...?

– No, no. Hay cinco capellanes en este momento que antes no existían, que celebran la Eucaristía cada mañana, y que es un signo para todo el centro, para profesores y alumnos. La identidad hay que cultivarla.

– También hubo discrepancias con la residencia de cuidados paliativos que estaba prevista en el convento de las Brígidas.

– Aquí no estaba claro el proyecto y la subvención. Las Brígidas es un edificio que tiene muchas novias, nosotros no queremos equivocarnos y seguiremos esperando hasta que encontrar la oportunidad, sin traicionar nuestra identidad y con la ayuda material que nosotros no tenemos para hacer esto.

– La asociación Babespean, impulsora del proyecto, les criticó por mezclar cuidados paliativos y eutanasia.

– No existió escepticismo ni nada por el estilo. No llegamos a un acuerdo para perfilar un proyecto claro y ya está. Además, nosotros no lo paralizamos, fueron socios ajenos al Obispado.

– Hace tiempo que no se escucha a los sectores críticos con su gestión como obispo.

– Yo les ofrecí que se integraran en los medios de codecisión de la Diócesis y en los consejos, y muchos de ellos lo han hecho. Algo se han calmado las aguas.

– ¿Ha entendido las demandas que ellos realizaban?

– He asumido cosas justas, pero como en respuestas anteriores yo he luchado por la identidad y la pluralidad. Los críticos con mi gestión son una tendencia más, y la Diócesis se beneficia de ello.