Dos vitorianos piden auxilio desde Perú

«La embajada y el consulado españoles han estado cerrados a cal y canto y han hecho oídos sordos a nuestras peticiones», denuncia González, quien ha intentado regresar a España por todos los medios. «Nos dieron 24 horas para abandonar el país. El espacio aéreo cerró el lunes 16 de marzo a las 23.59 horas. Me trasladé a Lima desde Arequipa y conseguí dos conexiones para volver, una vía Colombia y otra Miami, pero fue imposible», señala. Le impidieron embarcar en el aeropuerto Jorge Chávez. «Las compañías siguieron vendiendo billetes a sabiendas de que no habría vuelos», denuncia este empleado de Securitas Direct. Ya suma tres meses en un Airbnb desde el que se ha puesto en contacto con otros españoles y peruanos residentes en su misma situación para tratar de buscar una solución conjunta.

«No todo el mundo tiene mil y pico euros para pagarse un chárter. Estoy tranquila en casa de mis papás, pero los recursos se acaban», señala Joanna Larrea, peruana-italiana residente en Vitoria. Recién casada y apenas cinco meses después de abrir su gofrería Lekker en la calle Angulema, se siente atrapada en su país de origen. «Tenemos miedo porque en estos momentos Perú es el epicentro de la pandemia en América Latina. Estamos luchando para que el Gobierno de España nos escuche y nos ayude con la repatriación», reclama.

La Embajada de España en Lima organizó seis vuelos de repatriación subvencionados al 50% en las dos primeras semanas del estado de emergencia local. Alrededor de 1.600 españoles, en su mayoría turistas, volvieron a casa en ellos, pero todavía quedan más de 500 intentando regresar.

«El último vuelo salió el 18 de abril y nos hemos puesto en contacto con la empresa mexicana Privilege para organizar un chárter que vuele a Madrid el 3 de junio», explica González. Ahora piden al consulado que les avale para salir del territorio. Los únicos vuelos que salen de Perú estos días lo hacen desde el aeropuerto de la base militar de Lima y los españoles aún no saben si podrán subirse a ese avión con todas las garantías. Está previsto que 290 personas retornen en el primer viaje, al que seguiría un segundo con 400 pasajeros.

El Ministerio de Asuntos Exteriores español afirma que su prioridad ha sido «ayudar a aquellos que tenían una situación de emergencia al tratarse de turistas y viajeros que se quedaban en una situación de gran precariedad». Sostiene que, a día de hoy, «casi todos los turistas que quisieron volver lo pudieron hacer». Quienes permanecen en el país andino tienen un mayor arraigo, pero Exteriores reconoce que «están en una situación de necesidad que se acentúa con el paso del tiempo» y argumenta que trata de ayudarles y guiarles.

Mientras tanto, los españoles atrapados en Perú han tratado de llamar la atención de los medios locales e incluso organizado protestas frente a la embajada. González y Larrea sueñan con volar a Madrid, regresar a Vitoria, guardar una cuarentena por lo que pudiera pasar y volver a abrazar a sus familias. «Tenemos que procurar no enfermar de Covid-19 porque la red sanitaria peruana está colapsada. Su sistema es muy precario, apenas tiene mil camas UCI para 32 millones de habitantes», apunta González.

Las bombonas de oxígeno se venden a 4.000 soles, que al cambio equivale a unos 1.200 euros, y una noche en una clínica privada puede alcanzar los 5.000 euros. «No hay medicinas, el mercado del medicamento está liberalizado en Perú y cobran cuanto quieren. Yo tengo un seguro del trabajo, pero muchos españoles están sin cobertura», subraya este vitoriano que espera tocar tierra en Madrid el 3 de junio.