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La actividad ha vuelto a la construcción en Vitoria, más en la obra pública que en la edificación de viviendas donde, según los sindicatos, «quizá sea más complicado poner de acuerdo a diferentes gremios de diferentes subcontratas sobre los protocolos y medidas de seguridad». ... Pero en la zona Sur de la capital alavesa y en otros puntos de la ciudad «otra vez hay movimientos en grúas y andamios», aunque los constructores también echan en falta personal de algunos gremios, encofradores por ejemplo.
Y a pie de calle algunas de las principales obras de Vitoria también han recuperado la actividad. La reurbanización del entorno del Memorial de las Víctimas del Terrorismo que lidera Opacua se ha puesto en marcha «siguiendo los protocolos de seguridad con unas líneas generales para todo el personal y de manera concreta según los puestos», explica Javier Arribas, director de la obra. Ahora se ha unificado el horario del tajo de 8.00 a 16.00 «para evitar desplazamientos a casa al mediodía y solo tener que coger el medio de transporte una vez».
Los operarios vienen de casa ya con la ropa de trabajo «aunque hay vestuarios, pero así se evita el contacto». El distanciamiento de dos metros entre los trabajadores es una de las principales premisas «y en los momentos puntuales en que no se pueda es obligatiorio el uso de mascarilla protectora», aunque los trabajadores la llevan puesta en todo momento también por precaución.
Estos protocolos de seguridad pueden demorar en ocasiones algunos trabajos «porque si hay una herramienta que deben utilizar distintos operarios, hay que limpiarla e higienizarla», añade Arribas. Sin embargo, Opacua está desarrollando su trabajo «con relativa normalidad», repavimentando el entorno del Memorial de las Víctimas del Terrorismo, abriendo zanjas para las diferentes redes de servicios (saneamiento, alumbrado, telecomunicaciones...) o aplacando los muros de hormigón.
Los trabajos para la implantación del Bus Eléctrico Inteligente (BEI), la remodelación de la plaza del Hospital, la peatonalización de Médico Tornay o la sustitución del colector de Amvisa también se han puesto esta mañana en marcha entre importantes protocolos de seguridad. De la misma forma que la reforma del frontón Ogueta, donde una decena de operarios han vuelto al tajo. «Es un recinto muy grande así que no hay problemas con las distancias», cuenta Santos Marquínez, un fontanero que se encarga de colocar los sistemas antiincendios del recinto deportivo junto a Mendizorroza.
Realiza su trabajo con mascarilla y guantes, «bien protegido», reconoce, y desarrolla el tajo en jornada continua de ocho de la mañana a cuatro de la tarde, así que «a comer de bocadillo aquí, al aire libre» y luego rematar la alimentación en casa.
A las viviendas, pero ajenas en este caso, han vuelto a entrar los empleados de Mudanzas Jubera, que llevaban ya tres semanas sin hacerlo. «Hoy es el primer día y tenemos trabajo retrasado que tuvimos que cortar cuando cerramos», explica Íñigo Jubera, que reconoce que «ahora vamos a casas de clientes y ellos no llevan mascarilla porque no salen, pero nosotros desde que salimos del camión ya nos la ponemos. Tratamos de ser muy escrupulosos con la limpieza en zonas comunes».
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